Al menos diecisiete personas murieron hoy en un atentado con coche bomba en el complejo gubernamental de Oslo y en un tiroteo en un campamento juvenil cercano a la capital, ataques que la policía no atribuye al terrorismo internacional sino a una variante local afín a movimientos antisistema.

Los dos ataques, perpetrados con unas horas de diferencia, están relacionados entre sí, según fuentes policiales, que implican al presunto autor del tiroteo, detenido tras su acción, con el atentado de la capital, que afectó a cuatro edificios gubernamentales.

El detenido, un ciudadano noruego según reveló el primer ministro, Jens Stoltenberg, en una comparecencia ante la prensa, iba armado con un fusil automático y, según las investigaciones policiales, está vinculado con el atentado de Oslo.

El Gobierno del socialdemócrata Stoltenberg, quien estaba previsto que visitara el campamento de las juventudes de su partido mañana, convocó una reunión urgente de crisis para evaluar la situación, mientras se reforzaban los controles en fronteras, aeropuertos y carreteras.

Stoltenberg, en su comparecencia ante los medios, condenó con toda severidad los atentados y garantizó que tales ataques "no socavarán nuestro compromiso con la democracia y con un mundo mejor".

El primero de los ataques fue perpetrado a las 13.20 GMT al estallar una potente bomba en el complejo del Gobierno, situado en el centro de Oslo, donde murieron siete personas y quince resultaron heridas.

Por lo que respecta al campamento de las juventudes socialdemócratas (UAF) en la isla de Utøya, a unos 20 kilómetros de la capital, las autoridades informaron de 10 asesinados a balazos, tras horas de confusión acerca de la tragedia y mientras algunos medios citaban a testigos que hablaban de hasta 30 muertos.

Unas horas después de los ataques, y mientras medios noruegos difundían imágenes de personas heridas y edificios destrozados en el centro de Oslo, el grupo yihadista Ansar al-Yihad al-Alami reclamaba la autoría desde Nueva York. La propia organización islamista se retractó luego, a través de un foro en internet.

Ningún miembro del Gobierno resultó herido en la explosión en la capital, avanzó el primer ministro, Stoltenberg, en una primera intervención poco después de lo ocurrido, por teléfono y desde un lugar no revelado por razones de seguridad.

En esa primera intervención calificó de "muy grave" la situación, a lo que siguieron luego las primeras informaciones, envueltas en la confusión, sobre el tiroteo, perpetrado a las 15.30 GMT en unas instalaciones ocupadas por unas 560 personas en la isla de Utøya.

En el campamento de la AUF había pronunciado esta mañana un discurso Gro Harlem Brundtland, ex primera ministra socialdemócrata de Noruega en tres ocasiones, a la espera de la llegada, mañana, de Stoltenberg.

En Oslo, la policía acordonó todo el complejo gubernamental inmediatamente después del atentado, mientras se evacuaban las dependencias aledañas, la estación de ferrocarril, varios centros comerciales y se registraba la zona en busca de otras posibles bombas.

Asimismo se desalojaron las redacciones de los principales medios del país, como la radio pública NRK, los periódicos "VG", "NTB", "Aftenposten" y el canal "TV2",

El edificio que alberga las oficinas del primer ministro resultó seriamente afectado, junto con otros inmuebles vecinos, donde saltaron por los aires los cristales de las ventanas.

Entre los inmuebles afectados se encuentra asimismo el del popular diario noruego "VG".

Tras la explosión se registraron escenas de pánico por las calles, con personas corriendo, algunas de ellas ensangrentadas.

Imágenes de la televisión noruega mostraron desde primera hora de la tarde escenas de caos en el centro del distrito gubernamental, a lo que sucedieron las de helicópteros dirigiéndose a la idílica isla del campamento socialdemócrata.