Al hombre armado se le veía "muy seguro, tranquilo y bajo control", "sabía lo que estaba haciendo" y "nos dijo a gritos que todos moriríamos", relató ayer Adrian Pracon, uno de los testigos del atentado en la isla noruega de Utoya.

Pracon contó a la BBC detalles del momento en el que el hombre entró el viernes en el campamento juvenil en Utoya, donde la gente empezó a correr en busca de refugio cuando empezó el tiroteo.

El testigo relató que estaba trabajando en la cabina de información del campo cuando recibió una llamada por radio para avisarle del atentado en Oslo y de que un policía acudiría al campamento, pero poco después escuchó tiros.

"La gente caía muerta delante de mí. Corrí por el campamento hacia el área de las tiendas de campaña. Vi al hombre armado. Dos personas empezaron a hablarle y dos segundos después estaban muertas. Él llevaba un uniforme negro con bordes rojos", dijo.

"El hombre parecía que sabía lo que estaba haciendo. Nos gritó que todos moriríamos. Empezamos a correr hacia el agua. Creí que no me daba tiempo a sacarme la ropa, así que empecé a nadar en la lluvia, con ropa y botas", agregó.

Pracon contó que las personas que se habían salvado de los primeros disparos se escondieron entre los árboles y las rocas, pero el hombre volvió una hora después y empezó a disparar nuevamente. "La gente se me caía encima, sobre las piernas y al agua, y ahí es cuando la gente moría. Yo me tenía que proteger detrás de ellos, rezando que no me viera. En medio del tiroteo una bala me alcanzó la espalda", añadió.

Otro testigo, Stine Renate Haheim, miembro del Parlamento noruego que estaba también el campamento, dijo a la BBC que los jóvenes empezaron a reunirse en pequeños grupos para hablar del atentado en Oslo cuando escucharon que alguien decía que venía la policía.

"Después vi a un agente que bajaba de la colina y de repente empezó a dispararle a la gente, uno a uno. Empezamos a correr y saltar al mar", afirmó Haheim, quien admitió que lo más aterrador fue ver que el hombre llevaba un uniforme policial. "Estaba tranquilo, nunca corrió, solo seguía disparándole a la gente, nunca le escuché hablar", añadió.