La exmano derecha del líder talibán, el mulá Omar, es ambiguo en muchas cosas pero muy claro en una: niega que hace diez años avisara a Estados Unidos de que se avecinaban los ataques del 11-S.

"Es un rumor que rechazo de manera tajante", contesta Wakil Ahmed Muttawakil, sin atisbo de titubeo, a una pregunta formulada al respecto en el marco de una entrevista que concedió hoy en su domicilio del este de Kabul.

El rumor se debe a un líder islamista uzbeko, Yohir Yo'' Idosh, que ha asegurado que tenía conocimiento de que Al Qaeda preparaba los atentados, y que informó del asunto a Muttawakil, y que este a su vez pasó la voz a Washington.

El objetivo habría sido evitar las represalias estadounidenses -ya que Osama Bin Laden sentaba entonces sus reales en la capital afgana-, que finalmente se llevaron a cabo y condujeron a la caída hace una década del régimen talibán.

Mas allá de las cábalas que ha desencadenado, el rumor refleja la incertidumbre que despierta Muttawakil, uno de los primeros dirigentes talibán que expresó el deseo de regresar a su país, donde vive como un ciudadano cualquiera.

Pero sin renunciar en un ápice al ideario de su antiguo movimiento, en cuyo régimen desempeñó, entre otros altos cargos, el de ministro de Relaciones Exteriores y jefe de gabinete del mulá Omar, de quien era hombre de confianza.

"Cuando llegaron las nuevas autoridades me fui a Pakistán pero un mes después les pedí volver. Me dijeron que por ellas no había inconveniente pero que los norteamericanos ponían algunos", apunta, sin explicar meridianamente el motivo de su regreso.

"Bueno, me había quedado sin trabajo, porque nos habíamos quedado sin administración, y como yo era un político, no un combatiente, decidí volver para probar suerte como empresario, pero apoyaba y sigo apoyando la política talibán", sostiene.

Y apostilla: "Suscribo totalmente lo que hicimos cuando estábamos en el gobierno".

Tras regresar y pasar dos años encarcelado, y seis bajo arresto domiliciario, Muttawakil recuperó en 2009 la libertad plena, y en la actualidad, a los 42 años, dirige en Kabul una fundación de estudios religiosos financiada, dice, por hombres de empresa locales.

Responde con un "no contesto", a la pregunta de si considera bueno que el movimiento talibán regrese al poder.

"Lo único que puedo decir es que estoy en contra de las tropas extranjeras", agrega, después de un breve silencio.

Niega que permanezca en contacto con el mulá Omar, pero admite que, pese a que "es difícil porque ahora carecen de una dirección fija", no ha perdido la línea de comunicación con otros lideres talibán "en el plano personal, no oficialmente".

Aunque muchos le consideran una carta que el presidente afgano, Hamid Karzai, se reserva en la manga en su intento de diálogo con el movimiento talibán, Muttawakil critica la política de "reconciliación" de Kabul, y es pesimista sobre su resultado.

"Mas que la reconciliación lo que Karzai busca es la reinserción, lo que crea desconfianza", declara, y predice que "creo que esa política no conducirá a nada. La lucha armada va a proseguir hasta que Karzai merezca la confianza del movimiento talibán".

Piensa que "el mulá Omar es un trabajador humilde, un amante de su país que manejaba bien los asuntos internos, el problema es que no tenía estudios internacionales y no conocía lo que ocurría en el mundo, no tenía la vista puesta en el exterior".

"Justo lo contrario de Karzai, que maneja mal la escena interna y bien la externa", añade, con una sonrisa.

Sin salirse de esa última escena, ni tampoco del 11-S, Muttawakil reconoce que Bin Laden "nos supuso un dolor de cabeza porque nos trajo la enemistad de Occidente" pero mantiene que los atentados solo fueron "un pretexto" para la invasión de su país.

"El 11-S la aceleró pero la invasión hubiera llegado tarde o temprano", declara, y argumenta; "EEUU también invadió Irak, y allí no estaba Bin Laden".