Las nuevas autoridades de Libia consideran prioritaria la reconstrucción económica para garantizar así la transición política y el cambio social y creen que el futuro del país "está más vinculado a Europa que a los árabes o a África".

En una entrevista con Efe, Mansur al Kijia, uno de los principales asesores del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio, opinó que, para ello, las nuevas autoridades debe observar el norte del Mediterráneo como modelo a seguir.

"Libia no debe mirar ni al sur, ni al este ni al oeste, sino al norte. Para Libia, la experiencia africana ha sido un desastre. Ha malgastado miles de millones de dólares que no han reportado nada", afirmó el experto, que se encuentra en Madrid invitado por Casa Árabe.

"Quienes han ayudado a los libios no han sido los árabes, sino los europeos. Los libios no lo van a olvidar, sino que lo recordarán siempre. Y eso es bueno porque contribuirá a minar a los islamistas", argumentó.

Al hilo de este teoría, Al Kijia, profesor de Ciencias Políticas en EEUU, descartó que Libia vaya a deslizarse hacia el islamismo radical.

"La sociedad libia es una sociedad conservadora, pero no fundamentalista. Existe una gran diferencia entre ambos conceptos", explicó.

"Si se mira a los libios, es fácil entender que no quieren un estado islámico asfixiante como el Arabia Saudí o el de Irán. Quieren un sistema conservador. El reto es hacerles entender que pueden tener un sistema conservador en una sociedad libre", agregó.

Al Kijia advirtió, no obstante, de que éste será un proceso largo y proceloso, ya que el pueblo libio desconoce el significado real de palabras como libertad o tiene una percepción negativa de conceptos como el secularismo.

"Algunos creen que con la caída de (el coronel Muamar) Gadafi todo se ha resuelto. Pero los problemas comienzan ahora. Ahora surgen las verdaderas preguntas a las que hay que dar respuesta. Primero, debemos saber qué sistema queremos", se preguntó.

"La prioridad es demostrar la flexibilidad del nuevo sistema, y dejar claro que no habrá espacio para que una forma de pensar domine sobre el resto. Eso es lo más importante, sobre todo a la hora de redactar la nueva Constitución", recalcó.

A este respecto, Al Kijia se mostró convencido de que los libios serán pacientes y recomendó a Occidente que mire hacia Libia como un caso particular, sin compararlo con los procesos que se siguen o se han seguido en otros países musulmanes.

"Creo que la gente no parece confiar (en los islamistas) porque ven Afganistán o Arabia Saudí y no les convence la imagen. Los partidos islamistas existen en Libia pero no parece que vayan a poder ir muy lejos", insistió.

Al hilo de este argumento, el asesor reiteró que Occidente debe entender que algunas declaraciones que han despertado su temor, como la de que la nueva Libia será un estado "islámico y la Sharia su fuente de derecho" deben enmarcarse en las diferencias regionales que aún dividen el país.

"En la parte este no hay ningún problema. Hay consenso respecto a las grandes cuestiones. Pero en el oeste, no. Allí hay problemas. Existen conflictos entre diferentes grupos, como los de Zintan y los de Misrata. Los fundamentalistas están concentrados allí y el anuncio iba dirigido a ellos", precisó.

En este sentido, Al Kijia recalcó que el objetivo es caminar hacia el establecimiento de un sistema democrático pleno en el que todas las ideologías, incluidas los fundamentalistas, compitan en igualdad de condiciones.

"Lo más importante es integrarlos en el sistema. No es tan importante que lleguen al poder, sino que exista el mecanismo para que lo dejen si la gente no les quiere", destacó.

"No tiene por qué ser un sistema democrático islámico. Pero en mi opinión, la base de ese sistema debe ser secular y debe emanar de la voluntad del pueblo, y no de un Consejo de Transición", argumentó.

Al Kijia admitió, no obstante, que los dos principales obstáculos en este proceso serán la economía y la seguridad interna del país, donde en las últimas semanas ha habido enfrentamientos armados entre distintas facciones.

"La economía libia necesita una transformación total. Necesita muchas infraestructuras, y una inversión de más de 480.000 millones de dólares para arrancar. Lo primero es crear trabajo para recuperar la normalidad", manifestó.

Respecto a los choques, admitió que las nuevas autoridades no tienen aún herramientas para atajarlos, aunque destacó que "Libia no se va a convertir en una Somalia".

"El Consejo no puede hacer nada de momento. Hay muchísimas armas en las calles, y no hay una fuerza policial. Pero creo que es algo que desaparecerá a medida que las reformas y la transición avancen", afirmó.

"El régimen de Gadafi ha muerto. Él y sus hijos son el pasado. Día a día vemos que no existe oportunidad alguna de que el antiguo régimen regrese. Eran malos, corruptos, asesinos", apostilló.