El Parlamento belga aprobó esta madrugada la reforma de las pensiones, una de las primeras medidas del paquete de recortes previstos por el nuevo Gobierno, pese a la huelga general del sector público que ayer paralizó el país y que hoy deja paso de nuevo a la normalidad.

Tras toda una noche de debate, la Cámara Baja aprobó con 89 votos a favor y 51 en contra el proyecto de ley, que eleva la edad de jubilación anticipada de los 60 años a los 62 en el sector público y que elimina condiciones especiales de pilotos, magistrados, trabajadores ferroviarios y periodistas entre otros colectivos, informó la Agencia Belga.

La reforma será votada esta tarde en el Senado para su aprobación definitiva, donde se espera que reciba también el visto bueno gracias a la mayoría de los senadores de los seis partidos que forman la coalición gubernamental.

Los sindicatos respondieron al voto con una jornada de huelga que dejó a Bélgica en pausa, con prácticamente todos los trenes cancelados (tanto nacionales como internacionales) y sin transporte urbano, aunque apenas afectó a los dos aeropuertos principales, Bruselas-Zaventem y Charleroi (sur del país).

Profesores de escuelas, guardias de las saturadas prisiones belgas, bomberos, jueces y administrativos de la Justicia fueron otros de los gremios que también se sumaron en mayor o menor medida a la protesta.

Hoy, Bélgica recupera poco a poco la normalidad, según destacan los medios locales, pese a las advertencias que ayer lanzó el sector ferroviario de mantenerse en huelga -sin servicios mínimos- durante todas las fiestas, amenaza que finalmente no se ha cumplido.

Sin embargo, los sindicatos anunciaron un nuevo parón general para el 30 de enero, que coincidirá con la cumbre de líderes europeos que se reúne en Bruselas.

De cumplirse, éste será la segunda huelga general en la corta andadura del nuevo Gobierno belga, que se estrenó a principios de diciembre tras más de un año y medio de vacío de poder por las profundas discrepancias que dividen el país.

Por su parte, el ministro responsable de las pensiones, Vincent Van Quickenborne, animó a todos a "pasar página" tras el voto de anoche y la huelga general, y prometió continuar los ajustes con una reforma "humana y profunda", según declaró a la radio nacional La Première (RTBF).

Lo cierto es que Bélgica aún tiene camino por recorrer para reducir su elevado déficit público, condición exigida desde la Unión Europea para alejar las presiones de los mercados financieros que acechan al país.