Al menos cuarenta personas murieron hoy en Damasco por un doble atentado, uno de los más sangrientos ocurridos en Siria, lo que desató las alarmas en un momento de gran tensión en el país tras la llegada de observadores de la Liga Árabe.

Dos fuertes explosiones se produjeron sobre las 10.00, hora local (08.00 hora GMT) en el distrito de Kafar Souseh, cerca de varios complejos de la Inteligencia siria.

La agencia oficial de noticias, Sana, detalló que se trató de dos ataques suicidas con coche bomba que estallaron de manera casi simultánea en las inmediaciones de dos edificios de la Seguridad Central.

Poco después, la agencia de noticias destacó que las investigaciones preliminares apuntaron a la organización terrorista Al Qaeda como responsable del doble atentado.

Al menos cuarenta personas murieron y más de cien resultaron heridas, según las primeras cifras difundidas por la televisión oficial siria, que señaló que la mayoría de las víctimas fueron civiles aunque también hay militares.

Las imágenes televisivas mostraron cuantiosos daños materiales en la zona, así como varios cadáveres carbonizados.

La última vez que se cometió un ataque de ese calibre en la capital siria fue el 27 de septiembre de 2008, cuando el estallido de un coche-bomba causó la muerte de 17 personas e hirió a otras 14 en la zona de Saida Zainab, que alberga una mezquita chií con el mismo nombre.

Ese ataque fue supuestamente perpetrado por miembros del grupo terrorista suní Fatah al Islam, que confesaron la autoría del atentado ante la televisión siria y dijeron haber recibido dinero de la coalición antisiria libanesa.

El atentado de hoy es el mayor que vive Siria desde la década de 1980 y coincide con un momento de gran tensión en el país, marcado por la represión de las protestas gubernamentales que ha dejado más de 5.000 muertos desde marzo pasado, según las Naciones Unidas.

Damasco insiste en que la crisis se debe a la actuación de grupos terroristas infiltrados en el país, mientras que los opositores culpan a la represión del régimen.

En este contexto, un grupo de observadores de la Liga Árabe llegó ayer a Siria para comprobar sobre el terreno el cumplimiento de la iniciativa árabe para solucionar la crisis en el país, la cual estipula -entre otros puntos- el cese de la violencia, la liberación de los detenidos en las protestas y el repliegue militar de las ciudades.

La misión de observadores fue aceptada por las autoridades el pasado lunes, cuando firmaron con la Liga Árabe un protocolo por el que se comprometieron a garantizar la libertad de movimientos de la delegación, que irá llegando al país progresivamente.

Los observadores visitaron hoy el lugar de los atentados, según la televisión oficial, que no dio más detalles.

Por su parte, el Consejo Nacional Sirio (CNS), el principal órgano de la oposición siria, responsabilizó al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, de los atentados.

En declaraciones a Efe, el portavoz del CNS Omar Edelbe explicó que el régimen pretende "desorientar" a los observadores árabes y hacer creer que está "enfrentando un peligro externo y no una revolución popular".

En el resto del país, mientras tanto, continuó la violencia y en este sentido, los Comités de Coordinación Local destacaron que al menos 16 personas murieron por la represión, ocho de ellas en la provincia central de Homs, uno de los bastiones de la oposición al régimen.

En el denominado por los opositores como el "viernes del protocolo de la muerte", los Comités recordaron que desde que llegó la delegación árabe el número de víctimas ha ascendido a 56 personas.

Las campañas de arrestos y la represión de las manifestantes prosiguieron en provincias como Idleb (norte), Deraa (sur) o Dir Zur (este).

Sin embargo, la gravedad de los atentados de hoy marca un punto de inflexión en la situación de la capital siria, que hasta el momento se había mantenido relativamente tranquila y al margen de la violencia.