El primer grupo de observadores de la Liga Árabe llegó ayer a Siria para comprobar el cese de la violencia en el país, algo que los opositores negaron que haya sucedido tras la muerte de decenas de personas. Los activistas Comités de Coordinación Local informaron de que al menos 35 personas perdieron ayer la vida por la represión del régimen, 25 de ellas en la provincia central de Homs, uno de los principales bastiones de la oposición al régimen.

En el barrio de Baba Amro, en Homs, decenas de personas resultaron heridas por el bombardeo de las fuerzas del orden, mientras que también se registraron incidentes en otras provincias como Idleb (norte) y Deraa (sur).

Estos actos de violencia coincidieron con la llegada ayer de una delegación de observadores de la Liga Árabe, conforme al protocolo firmado con el Gobierno sirio el pasado lunes.

El vicesecretario general de la organización panárabe, Ahmed ben Heli, explicó que este grupo de expertos en cuestiones de seguridad servirá de "avanzadilla" para preparar la visita del resto de observadores.

En principio, los delegados podrán moverse con total libertad y visitar las "zonas en tensión" del país para a continuación redactar los informes pertinentes. Los observadores "tendrán el derecho de visitar hospitales, cárceles y centros de detención, y podrán reunirse con representantes de la oposición y organizaciones de derechos humanos", apuntó Ben Heli.

Según el protocolo firmado, su misión será proteger a los civiles y, sobre todo, verificar que Damasco cumple con el plan de solución a la crisis propuesta por la Liga Árabe, el cual incluye el fin de la violencia.

Otros puntos de la iniciativa son la liberación de los detenidos durante las protestas y la retirada de las fuerzas armadas de las calles.

El Consejo Nacional Sirio (CNS), el principal órgano de la oposición, criticó a la Liga Árabe al afirmar que continúa concediendo plazos al régimen al mandar una delegación al país a sabiendas de que Damasco no ha cumplido con el plan árabe.

"Se trata de un régimen dictatorial al que le gustan las maniobras y solo desea prolongarse en el poder", destacó el miembro de la Ejecutiva del CNS Abul Ahad Astifo.

El inicio de la misión de los observadores árabes estuvo además marcado por el mensaje de Damasco a la Asamblea Nacional y al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en el que criticó con dureza los informes que condenan la represión contra los civiles en Siria.

Según la agencia oficial de noticias Sana, más de 2.000 miembros del Ejército y las fuerzas de seguridad fueron asesinados en los últimos meses por parte de grupos terroristas, lo que cuestiona la naturaleza pacífica de las protestas.

El Gobierno sirio se mostró especialmente crítico contra la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay, que ha cifrado en más de 5.000 los muertos por la represión gubernamental desde que a mediados de mazo se iniciaran las protestas que piden la caída del presidente sirio.

En la misiva, Pillay fue acusada de hacer caso omiso a la información facilitada por las autoridades sirias y que demuestra "las grandes violaciones de derechos humanos cometidas por los grupos terroristas y los millones de dólares, armas y apoyos que éstos reciben".

Sin dar nombres, Damasco también apuntó contra los intereses de ciertos estados que -a su juicio- desean destruir el país y buscan una intervención militar con la excusa de proteger a los civiles.