A pesar de que estuvo encarcelado en cuatro prisiones por la acusación de injuriar al Ejército, el bloguero egipcio Maikel Nabil no quiere callar ante las agresiones cometidas por la Junta Militar y amenaza con destaparlas.

"Como bloguero escribía antes sobre las agresiones de los militares a los demás, pero ahora yo mismo he sido objeto de injusticia. Es imposible que esté silencioso ante estas atropellos", dice Nabil en una entrevista tras su reciente salida de la cárcel, el pasado día 24 de enero.

Tales fueron los abusos que sufrió en las prisiones castrenses que ahora quiere llevar a la Corte Penal Internacional a los miembros de la Junta Militar, que gobierna el país desde la renuncia de Hosni Mubarak a la presidencia el 11 de febrero de 2011.

Nabil, considerado el primer preso de opinión después de la Revolución del 25 de Enero, fue indultado por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas con ocasión del primer aniversario de la revuelta y después de pasar diez meses en la cárcel.

Un artículo publicado en su blog "www.maikelnabil.com" en marzo pasado bajo el título: "El Ejército y el pueblo nunca fueron una mano", le costó una sentencia por un tribunal militar a tres años de prisión por la acusación de difamar a las Fuerzas Armadas.

En este artículo, Nabil denunciaba que algunos soldados torturaron a manifestantes y llevaron a cabo pruebas de virginidad a algunas revolucionarias durante las protestas entre el 25 de enero y el 11 de febrero del año pasado.

El juicio militar contra este joven alertó a numerosas organizaciones de derechos humanos, que pidieron su liberación, y como consecuencia una corte civil rebajó en diciembre pasado la pena a dos años de cárcel.

Nabil recuerda que en un intervalo de cuatro meses fue detenido tres veces por soldados que le humillaron, torturaron y acosaron sexualmente. La última de ellas fue después de la caída de Mubarak, cuando le presentaron ante un tribunal militar que lo condenó.

Durante su encarcelamiento, estuvo en huelga de hambre durante 130 días, de los que en diez se abstuvo de beber líquidos.

"Quería expresar de manera pacífica a la Junta Militar mi rechazo a ser juzgado por un delito de opinión y a ser sentenciado por un tribunal militar", relata Nabil.

Con su huelga, también quería condenar el "silencio de los activistas políticos" ante su encarcelamiento.

"En la prisión estaba enfermo y se negaron a ofrecerme asistencia médica. Además, me presionaron para que pusiera fin a la huelga", denuncia, y añade que le ingresaron en un hospital psiquiátrico para intentar demostrar que era un enfermo mental.

Una de las decisiones más difíciles que tuvo que tomar durante su estancia en la prisión fue rechazar pedir perdón al mariscal Husein Tantaui, jefe de la cúpula castrense, y a la Junta Militar, a cambio de que le liberaran.

Para Nabil, que siempre ha denunciado los malos tratos por parte de los militares, su detención y juicio no fueron ninguna sorpresa.

"El Ejército tenía instrucciones para aislarme de la gente, porque no quiere que el pueblo tenga datos sobre ellos. Yo tengo mucha información sobre las agresiones de los militares y no he publicado ni un 10 % de ella", destaca el bloguero, que estudió veterinaria.

"Sabía que estaban detrás de mí porque soy el fundador de la primera organización opuesta a la institución castrense", asegura Nabil, quien además se negó a hacer el servicio militar.

Su movimiento político se llama: "No al servicio militar obligatorio" y se dedica a ofrecer asistencia a cualquier persona maltratada por los soldados.

Ahora, después de salir de la cárcel, Nabil está decidido a luchar contra los juicios militares a los civiles, sobre todo, en los casos relacionados con la libertad de opinión.

Lo va a hacer mediante el grupo "Hanetkalem" (Vamos a hablar) formado por activistas y defensores de derechos humanos.

Pero tanta actividad no le hace olvidarse de su propio caso: "Continuaré hasta llevarlo a la Corte Penal Internacional", asegura.