El Tribunal Supremo de Estados Unidos inició ayer una histórica sesión de tres días sobre la legalidad y el futuro rumbo de la reforma sanitaria de 2010, uno de los triunfos políticos del presidente Barack Obama y que los republicanos prometen anular si ganan en noviembre próximo.

A lo largo de seis horas de argumentos orales, repartidas entre ayer y mañan, los nueve magistrados examinarán cuatro asuntos fundamentales sobre la constitucionalidad de la reforma sanitaria, que busca garantizar la cobertura médica universal para 50 millones de personas sin seguro de salud.

El primer día estuvo marcado por un denso debate legal sobre la multa que tendrían que pagar quienes no cumplan la obligación de estar cubiertos por un seguro médico para 2014.

Si los jueces, por ahora divididos sobre el tema, determinan que esa multa es un "impuesto", no podrían avanzar en su revisión constitucional de la reforma sanitaria hasta en 2015, cuando se tendrían que pagar las primeras penalizaciones.