El presidente francés, el conservador Nicolas Sarkozy, insistió una vez más en su argumento de que si sale reelegido el próximo 6 de mayo cumplirá "escrupulosamente" los objetivos de reducción del déficit para no caer en la situación de Grecia o pasar "las mismas dificultades" de España. "He prometido, en primer lugar, la reducción del déficit público. He prometido que estaremos a un déficit cero en 2016 y al 3% (del Producto Interior Bruto) en 2013", señaló en una entrevista publicada ayer por el dominical Le Journal du Dimanche dedicada a su campaña. Añadió que "lo cumpliré escrupulosamente porque estoy convencido de que los franceses no quieren conocer la suerte de Grecia o vivir las mismas dificultades de España". "Cada año pagamos 42.000 millones de euros de intereses de la deuda (pública). Es vital que podamos hacerlo con tipos de interés bajos como ahora para evitar que nos encontremos en la situación de algunos de nuestros vecinos, como Grecia o España", reiteró.

El jefe del Estado subrayó que en su mandato Francia se ha protegido del "riesgo" de caer en lo que están sufriendo esos países, que había dicho que en 2011 el déficit público sería del 5,7% del PIB y la cifra final ha sido del 5,2%, y que ni se han reducido las pensiones o las prestaciones sociales, las becas para los estudiantes han aumentado y el poder adquisitivo, también.

Criticó a su principal rival en los comicios, el candidato socialista y favorito de las encuestas, François Hollande, que promete nuevos gastos y, en particular, la contratación de 60.000 personas en la educación.

Frente a esas propuestas, dijo que su credibilidad se sustenta en lo que ha hecho y avanzó que "seguiré no sustituyendo a uno de cada dos funcionarios que se jubilan, salvo en la escuela primaria", aunque puntualizó que "sobre las prestaciones sociales no estoy convencido de que el periodo de crisis sea el más adaptado para limitarlas".

Por otra parte, Nicolas Sarkozy quiere que los Estados de la Unión Europea (UE) sean los que marquen los objetivos comerciales, en particular la reciprocidad, aunque la Comisión Europea se siga encargando de las negociaciones comerciales en nombre de los 27. Se trata de exigir que los socios comerciales de la UE abran sus mercados a las empresas europeas tanto como Europa lo ha hecho con los suyos, explicó.