Los principales partidos políticos de Corea del Sur, el gobernante conservador Saenuri y el opositor progresista Partido Democrático Unificado (DUP), intensificaron hoy sus esfuerzos para acaparar votos, a dos días de las elecciones parlamentarias.

En una campaña marcada por las acusaciones mutuas, el partido Saenuri, liderado por Park Geun-hye, hija del fallecido dictador Park Chung-hee, atacó al DUP con nuevas alusiones al escándalo que pesa sobre uno de sus candidatos a diputado, Kim Yong-min.

Días atrás salieron a la luz comentarios irreverentes, de carácter sexual y contra la iglesia protestante -muy poderosa en la conservadora sociedad surcoreana- realizados hace ocho años por Kim, lo que causó un gran revuelo en el país.

Los comentarios de Kim se convirtieron en el tema más polémico de los últimos días y en la principal arma arrojadiza del Saenuri, desgastado a su vez por diversos escándalos de corrupción y por la popularidad bajo mínimos del presidente del país, Lee Myung-bak.

El índice de aprobación de Lee entre la ciudadanía cayó de un 76 por ciento al inicio de su mandato hasta alrededor del 32 por ciento a finales del mes pasado, según un sondeo realizado por una consultora.

Este último dato fue aprovechado hoy por la líder del DUP, Han Myeong-sook, que aseguró que el país ha vivido una constante "sensación de crisis" en los últimos cuatro años.

La oposición confía su victoria a una alta participación, especialmente entre los jóvenes, que conforman el sector más crítico con el actual gobierno conservador y sufren un índice de desempleo del 8,3 por ciento, en comparación a la media nacional del 4,2 por ciento.

Mientras en 2008 la participación fue de solo un 46,1 por ciento, en esta ocasión el 58,1 por ciento del electorado tiene una firme decisión de ir a votar, según un sondeo reciente de la Comisión Electoral Nacional.

En cuanto a intención de voto, las diferentes encuestas realizadas hasta el pasado viernes, día en que por ley quedó prohibido publicar más sondeos electorales, aportaron resultados contradictorios que no permiten adivinar un favorito.

De ganar la oposición, el partido oficialista quedaría en minoría parlamentaria y el presidente Lee Myung-bak vería estrechado su margen de acción hasta las elecciones presidenciales de diciembre, en las que los surcoreanos regresarán a las urnas para elegir a su nuevo jefe de Estado.