El régimen sirio continuó hoy sus acciones militares en varios bastiones opositores del país pese a la llegada anoche de los primeros observadores de la ONU, lo que hace peligrar el ya frágil alto el fuego en vigor.

Los activistas denunciaron los bombardeos del Ejército sirio sobre la ciudad de Homs, en el centro del país, y los combates contra soldados desertores en la provincia septentrional de Idleb.

Más de una docena de personas perdieron la vida hoy en acciones que ponen en riesgo la situación de alto el fuego, que fue decretado el pasado jueves y ha supuesto una disminución del nivel de violencia pero no su cese completo.

Al menos cuatro civiles murieron hoy por disparos de las fuerzas sirias que se enfrentaron a grupos de desertores en Idleb, según la red de activistas sobre el terreno Comités de Coordinación Local (CCL) y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Asimismo, las tropas bombardearon barrios de la parte antigua de la ya castigada ciudad de Homs (centro) y los francotiradores dispararon contra los habitantes de Hama, también en el centro del país.

En esta última provincia, en la localidad de Latmaneh, un activista identificado como Abu Hisham explicó por teléfono que se han desarrollado manifestaciones contra el régimen, pese a las campañas de detención llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad sirias.

Hisham aseguró que los tanques del Ejército sirio siguen en las calles, lo que contraviene el plan de paz propuesto por el mediador internacional Kofi Annan y aceptado por Damasco.

Dicha iniciativa contempla el cese de las hostilidades, la retirada de las tropas de las ciudades, la liberación de los detenidos de forma arbitraria, el acceso a la ayuda humanitaria y el inicio de un diálogo político en Siria, entre otros puntos.

Anoche, seis observadores militares no armados de Naciones Unidas -dirigidos por el coronel marroquí Ahmed Himmiche- llegaron a Siria para supervisar el cumplimiento del plan de paz.

Dicha delegación se encuentra en el terreno de acuerdo con lo establecido en la resolución previamente aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU, la primera sobre la cuestión siria que obtuvo el apoyo de todos sus miembros tras los dos vetos anteriores ejercidos por Rusia y China.

La misión de la ONU comenzó hoy su labor con el objetivo de entrevistarse con responsables del Gobierno sirio y representantes de la oposición para explicarles su cometido, dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, desde Bruselas.

Ban pidió además a las partes enfrentadas la "máxima" contención para consolidar el alto el fuego y permitir el trabajo de los observadores, cuyo número está previsto que ascienda a unos treinta en los próximos días.

En un tono severo se expresó también la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, que alertó de que el envío de una misión completa de observadores al país árabe podría estar en riesgo si la violencia prosigue y no se respeta el alto el fuego.

En su quinto día de tregua, el régimen sirio y la oposición mantuvieron su cruce de acusaciones sobre las violaciones cometidas, sin que los periodistas pudiesen verificar de forma independiente lo que ocurre en el lugar debido a las restricciones impuestas por las autoridades.

La comisión designada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU mostró su preocupación por la violencia que, en menor medida, han seguido ejerciendo las fuerzas gubernamentales y los opositores armados en los últimos días.

Desde que comenzaron las protestas contra el régimen del presidente sirio, Bachar Al Asad, en marzo de 2011, más de 9.000 personas han muerto, 200.000 se han visto desplazadas a otros lugares del interior del país, y unas 30.000 se han refugiado en los estados limítrofes, según datos de la ONU.