El ultraderechista Anders Behring Breivik comenzó hoy a declarar en la quinta jornada del juicio en la corte de Oslo por los atentados del pasado 22 de julio en Noruega, que estará centrada en la matanza de la isla de Utøya.

Al comienzo del cuestionario de los fiscales, el extremista noruego de 33 años reiteró algunas de las ideas expuestas en sus anteriores declaraciones, como que los actos fueron "crueles" pero "necesarios", porque no existe la libertad de expresión y los militantes nacionalistas como él son "censurados" y "apartados".

"No lo habría logrado si no hubiera anulado mis emociones y usado un lenguaje técnico", explicó Breivik sobre la masacre, según la transcripción de su declaración difundida por la televisión pública NRK, ya que por orden del tribunal no puede ser transmitida.

Breivik dijo que era "antirracista" y que lo que existe es un "odio" contra los europeos, pues las autoridades "protegen" a los musulmanes, que "violan y acosan a la juventud noruega".

Los fiscales ya admitieron ayer en rueda de prensa que hoy sería "un día problemático" para los familiares de las víctimas y los supervivientes, ya que estará centrado en Utøya, donde fueron matadas a sangre fría 69 personas, la mayoría menores de 20 años que asistían al campamento de las Juventudes Laboristas.

Breivik se desplazó a la isla, 45 kilómetros al oeste de Oslo, después de haber hecho explotar una furgoneta bomba en el complejo gubernamental de Oslo, donde murieron 8 personas.

Los representantes legales de los afectados aseguran haber recibido estos días muchos mensajes de clientes quejándose por las declaraciones del extremista, a quien definen como "malvado" y "peligroso".

Desde el inicio del juicio, el pasado lunes, el tribunal ha puesto a disposición un equipo de psicólogos y psiquiatras para ayudar a los afectados que lo necesiten.