La campaña electoral para la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas se cerró ayer con el socialista François Hollande favorito en todos los sondeos, por delante de Nicolas Sarkozy, que volvió a comparar a su rival con el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero. El candidato a la reelección, que ha visto como se desinflaban sus expectativas en la última semana, trató de mantener la ilusión de sus partidarios en la conclusión de su campaña con un último mitin en Niza, al sureste del país. "Ha llegado el momento de la verdad. Hasta ahora eran nueve contra mí. Ahora podremos debatir más libremente", aseguró Sarkozy, que acusó a los medios públicos de "no hacer una campaña equitativa". Sarkozy trató de asociar al candidato socialista con la imagen de Zapatero, que no tomó, dijo, las decisiones necesarias y dejó al país al borde de la crisis. "En 2007, Zapatero era el referente de mi rival (Ségolène Royal) y fue el único líder europeo que ha recibido a Hollande. ¿Por qué ahora Zapatero ha desaparecido de las referencias del candidato socialista?", se preguntó. Deseoso de desacreditar a su rival, Sarkozy afirmó en una entrevista con Le Figaro que "Hollande será el rehén de Melenchon y de Joly", en un intento de radicalizar su imagen y en alusión al candidato del Frente de Izquierda y la ecologista franco-noruega. Alerta de Sarkozy El presidente saliente alertó del riesgo que vive Francia si se le aplica el programa socialista, al que acusa de gastar demasiado: "En el momento en que relajemos la presión sobre la reducción de déficit, del endeudamiento, Francia conocerá la misma suerte que España". Hollande, que había echado el telón de su campaña el jueves en Burdeos, mantuvo las citas con los medios con el objetivo de llamar a la movilización de sus partidarios para evitar que el exceso de confianza le dé una mala sorpresa que pueda revitalizar a su rival. "Tengo confianza porque siento el movimiento a mi alrededor desde hace varios meses, pero el resultado no se sabrá hasta el final, hay que trabajar hasta el final", afirmó Hollande en el departamento de Marne, al norte del país. Lo que parece claro, a la vista de todos los sondeos, es que Hollande y Sarkozy se jugarán la segunda vuelta, mientras que la ultraderechista Marine Le Pen y el candidato de la extrema izquierda Mélenchon se disputarán la tercera plaza.