Los dos candidatos a la presidencia de Francia, el socialista François Hollande y el saliente Nicolas Sarkozy, buscan el apoyo del centrista François Bayrou, que obtuvo 3,2 millones de votos en la primera vuelta del pasado domingo, en sendas misivas al político difundidas hoy.

Los dos postulantes al Elíseo han respondido a la carta enviada por el centrista, que obtuvo en la primera vuelta el 9,13 % de los sufragios y que aseguró que en función de las respuestas decidirá si da su apoyo a uno de ellos.

Tanto el presidente en ejercicio como el candidato socialista, favorito de los sondeos, abundan en los puntos comunes de su programa con el de Bayrou y destacan las diferencias de su rival.

Sarkozy recuerda que comparten el compromiso de inscribir en la Constitución la regla del equilibrio presupuestario, algo con lo que no está de acuerdo Hollande, quien sin embargo señala que el rigor en las cuentas públicas figura en su programa.

El presidente saliente, que compartió con Bayrou Gobierno a principios de los 90, señala que todo su programa está dirigido a la reducción del gasto público, uno de los puntos fuertes defendidos por el centrista, y que se ha comprometido a tener déficit cero en 2016, un año antes que su rival socialista.

Blanco de muchas de las críticas de Bayrou durante la campaña de la primera vuelta, Sarkozy utiliza un tono amistoso y asegura que ha trabajado siempre por la "ejemplaridad" de la vida política y que es partidario de introducir ciertas dosis de proporcionalidad en las cámaras legislativas, una de las propuestas del centrista.

Una propuesta que figura también en el programa de Hollande, quien en su respuesta a Bayrou reconoció que no es partidario de introducir en la Constitución la regla del equilibrio financiero, pero que reiteró su compromiso con el rigor presupuestario, que afrontará a través de una ley orgánica.

Hollande destaca su reforma fiscal, destinada a "restablecer el equilibrio entre ciudadanos y devolver al Estado los recursos de los que ha sido privado en beneficio de intereses particulares", en una clara referencia a las medidas adoptadas por Sarkozy, según el socialista, en favor de los más ricos.

Otra de las discrepancias principales entre Hollande y Bayrou estaba en el proyecto del candidato socialista de contratar 60.000 funcionarios para la educación, un gasto que según el centrista Francia no se puede permitir en estos momentos.

Hollande lo considera "un esfuerzo indispensable y justo" y asegura que su coste es similar a las rebajas fiscales derivadas de la bajada del impuesto sobre la fortuna introducida por Sarkozy.

Reitera otros puntos de su programa, como la separación de las actividades bancarias de las especulativas o la creación de una entidad pública que apoye la inversión industrial.

En respuesta a las constantes críticas de Bayrou a las formas presidenciales de Sarkozy, Hollande afirma que renovará la vida política" y propondrá una ley "para moralizar la vida pública", sin descartar convocar un referéndum.