El nuevo jefe de la misión de supervisión de la ONU en Siria (UNSMIS), el general noruego Robert Mood, instó ayer a "todos los sirios a trabajar juntos para frenar la violencia", a su llegada a Damasco para preparar el despliegue de los observadores internacionales. En declaraciones a los periodistas en el aeropuerto de la capital siria, Mood aseguró que está "en contacto con todas las partes implicadas para detener la violencia" en el país.

"No podemos hacer nada sin la voluntad de todos (los sirios), tanto si somos diez, treinta o trescientos observadores", subrayó el general, en un llamamiento tanto al régimen como a la oposición armada para que pongan fin a las hostilidades.

Pese a que el pasado 12 de abril entró en vigor el alto el fuego estipulado en el plan de paz del mediador Kofi Annan, las autoridades y los opositores se han acusado mutuamente de violar ese acuerdo.

Mood tiene el desafío de mediar entre las partes en conflicto y organizar la misión de los observadores, que una vez completa contará con unos 300 miembros, según lo aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Fuentes de la ONU en Siria señalaron que una de las tareas de Mood es negociar las condiciones para el despliegue de la UNSMIS, a la que mañana está previsto que se unan otros treinta expertos.

Sobre el terreno se encuentra ya la primera avanzadilla de observadores militares desarmados, de los que hay por lo menos dos desplegados permanentemente en Homs (centro), Hama (centro), Idleb (norte) y Deraa (sur), respectivamente.

Según las informaciones de la ONU, requerirá un mes el despliegue de un total de 100 "cascos azules", pese a que varios países y organizaciones como la Liga Árabe han instado a que se acelere el envío de los mismos.

El jefe de la UNSMIS se comprometió a aplicar el plan de seis puntos de Annan, que estipula el fin de la violencia, la retirada de los tanques de las ciudades, la liberación de los detenidos de forma arbitraria y el inicio de un diálogo entre el Gobierno y la oposición, entre otros. Mood conoce bien Damasco porque entre 2009 y 2011 encabezó la Organización de la ONU para la Supervisión de la Tregua (UNTSO) en Oriente Medio, creada en 1949 para vigilar el cese de las hostilidades que puso fin a la guerra de 1948 entre palestinos e israelíes.

La violencia continúa

La llegada de Mood no ha evitado que continúe la violencia en el país, donde, según denunció el grupo opositor Comisión General de la Revolución, ayer murieron cerca de una veintena de personas por los disparos del régimen.

Por su parte, la agencia oficial Sana informó de que en esta jornada se celebró el funeral de catorce soldados que fallecieron en ataques de "grupos terroristas" en Latakia (noroeste), Homs, Idleb y Damasco y sus alrededores.

El jueves pasado, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, exigió al régimen de Bachar al Asad "el cumplimiento de todos sus compromisos sin retrasos" y calificó la situación en Siria de "inaceptable".

Damasco respondió a Ban en un editorial en el diario gubernamental Tishrin en el que criticó que "la comunidad internacional sigue ignorando los crímenes cometidos por grupos armados y sus actos terroristas", lo que alienta a estos a seguir atentando contra el Estado.

Desde el comienzo de la revuelta en marzo del año pasado, más de 10.000 personas han muerto por la violencia en Siria, según datos de la ONU, que cifra en 230.000 los desplazados internos y en más de 60.000 los refugiados en países limítrofes, como Turquía y Líbano.