El caso del disidente Chen Guangcheng enrareció ayer el IV Diálogo Estratégico y Económico China-EEUU, pese a los intentos de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, y el presidente chino, Hu Jintao, de dar una imagen de normalidad en los lazos bilaterales.

Mientras Chen continúa en el hospital pequinés de Chaoyang, tras salir el miércoles de la Embajada de EEUU, en la que estuvo refugiado seis días, Hu y Clinton intercambiaron palabras de elogio mutuo, apretones de manos y deseos de mayor cooperación bilateral en el Palacio de Diaoyutai, donde se celebran las reuniones.

Mientras, el embajador estadounidense en Pekín, Gary Locke, admitió ayer que Guancheng "parece haber cambiado de opinión" sobre quedarse allí, aunque evitó referirse a la posibilidad de concederle asilo político en EEUU.