Con un tercio del voto escrutado, Nueva Democracia (ND) recibía poco más del 20% de los sufragios, seguido por la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza) con cerca del 16%, y el Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok) con el 14%, que ha sufrido un fuerte descalabro al perder casi 30 puntos con respecto a las elecciones de 2009, cuando fue la fuerza más votada con casi el 44 por ciento de los sufragios.

Estos resultados se traducirían en que los conservadores recibirían 112 diputados (50 de ellos como premio por ser el partido más votado) de los 300 con que cuenta el parlamento griego.

Durante la comparecencia, Samarás hizo un llamamiento a todos los partidos de orientación europeísta para pactar un gobierno de coalición.

Para incluir también a los más críticos con las medidas de austeridad, avanzó que las líneas del pacto podrían pasar por modificar los términos del memorándum firmado con la UE el pasado febrero a cambio del segundo rescate -que incluyen duras medidas de austeridad- y por favorecer el desarrollo económico a la vez que se permanece en la eurozona.

"Somos la única garantía de estabilidad política. Entiendo la ira de la gente, pero Nueva Democracia no dejará el país sin gobierno", manifestó. También el líder del Pasok, Evángelos Venizelos, sugirió ayer establecer un ejecutivo de unidad nacional.

"De las elecciones no ha salido un claro vencedor y es necesario un gobierno de unidad nacional con partidos de orientación proeuropea. Estoy seguro que el pueblo protegerá el futuro del país", afirmó Venizelos.

El voto de castigo a los dos principales partidos, el socialista Pasok y el conservador Nueva Democracia, que sufrieron una gran sangría de votos, dominó las elecciones generales griegas de ayer.

Ambas formaciones han pagado un elevado precio por apoyar el ambicioso y durísimo plan de rescate impuesto por la Unión Europea (UE) para mantener el país en la eurozona. "Hemos estudiado el programa de los partidos y vamos a votar al que robe menos", ventilaba su frustración una joven pareja veinteañera en una terraza del barrio popular ateniense de Dafni antes de ir a las urnas.

Es una realidad visible que muchos ciudadanos están decepcionados y airados con la "cleptocracia" de los políticos en las últimas décadas, que ha abocado al país a la bancarrota.