El crecimiento, el empleo y la introducción de reformas en el pacto europeo de austeridad figuran entre los principales objetivos del presidente electo de Francia, el socialista François Hollande, quien ya ha recibido el mensaje de Alemania de que ese acuerdo fiscal no es renegociable.

Hollande tomará posesión como jefe de Estado de Francia el 15 de este mes, y al día siguiente viajará a Alemania, para reunirse con la canciller federal, Angela Merkel, que aseguró ayer que le recibirá "con los brazos abiertos", aunque insistió en que el pacto fiscal no es renegociable, como ningún otro tratado europeo tras unos comicios en un país "porque, de ser así, no se podría trabajar en la UE".

Merkel, quien tuvo en el presidente saliente de Francia, el conservador Nicolas Sarkozy, un gran aliado, subrayó que Alemania trabajará con Hollande "intensamente" en busca de una fórmula para "lograr a la vez una consolidación presupuestaria y un crecimiento sólido", ya que "lo uno no va sin lo otro".

Y es que el mismo domingo, tras conocerse su victoria en las urnas por algo más del 51% de los votos sobre Sarkozy, Hollande resaltó su intención de dar a la construcción europea una dimensión de crecimiento y empleo y, horas después, destacó que su triunfo electoral supone "un cambio para Europa".

Hollande quiere plantear a Merkel una reforma del tratado europeo firmado a principios de marzo pasado que incluya medidas de reactivación económica, como contrapeso al rigor presupuestario.

El futuro jefe de Estado francés comenzó ayer a preparar el traspaso de poderes para asumir el cargo y la reunión clave con la canciller federal alemana.

Con estas tareas sobre la mesa se reunió desde primera hora de la mañana con los responsables del Partido Socialista francés en la sede de la formación en París, después de una intensa noche de celebraciones populares en la capital tras conocerse su victoria.

Los resultados oficiales confirmaron ayer que Hollande, con un 51,62% de los votos, se hizo con la jefatura del Estado al adelantar al presidente saliente, el conservador Nicolas Sarkozy, quien consiguió el 48,28% de los sufragios.

Ambos tendrán oportunidad de reencontrarse hoy en una ceremonia oficial de conmemoración del armisticio de la II Guerra Mundial, primer acto oficial entre el presidente saliente y el electo, una imagen que Sarkozy prefirió evitar cuando hace cinco años tuvo oportunidad de protagonizarla junto a Jacques Chirac.

Aunque todavía no se han oficializado los nombres de los que conformarán el nuevo equipo de gobierno, el diputado socialista de origen español Manuel Valls es el favorito de los franceses para la jefatura de Estado, y su nombramiento se consideraría como un gesto hacia el ala más centrista del partido.

Aunque los diarios y los analistas políticos sitúan a la líder del Partido Socialista (PS), Martine Aubry, y al presidente del grupo parlamentario, Jean-Marc Ayrault, como favoritos para el cargo de primer ministro, un sondeo publicado ayer por el diario Le Parisien indica que los franceses prefieren a Valls, nacido en Barcelona en 1961. Muy sensible a los temas de seguridad, su nombre también para ocupar la cartera de Interior.

Entre tanto, Sarkozy, que ayer reiteró su intención de abandonar la política, pidió a los dirigentes de su partido, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), que afronten unidos y cohesionados las elecciones legislativas del próximo mes de junio.