El presidente del opositor Consejo Nacional Sirio (CNS), Burhan Ghalioun, acusó hoy al régimen de Bachar al Asad de utilizar la "táctica del terrorismo" para frustrar el plan de paz de Kofi Annan y pidió a la comunidad internacional más presión para que abandone el poder.

En una rueda de prensa en Tokio, donde realiza una visita de cuatro días invitado por el Gobierno nipón, Ghalioun se refirió a los atentados perpetrados ayer en su país, que dejaron al menos 55 muertos y unos 400 heridos, y los relacionó con el régimen sirio.

"No creo que estas fuerzas radicales estén aisladas del régimen", afirmó el presidente del CNS, antes de asegurar que el Gobierno de Al Asad también "ha cooperado muy de cerca con Al Qaeda en Irak" y utilizado en el Líbano "movimientos y grupos radicales para manejar sus políticas" en ese país.

Así, instó a que un comité internacional independiente a que investigue "quién está realmente detrás" de los recientes atentados en Damasco y otras ciudades de Siria y que la comunidad internacional castigue "a quienes tratan de frustrar el plan" de paz de seis puntos del enviado especial Kofi Annan.

Para Ghalioun, el plan, que compromete a las partes a alcanzar una solución pacífica y estipula un alto el fuego en vigor desde el 12 de abril, "está en crisis y morirá" si el régimen sirio lo sigue desafiando.

El líder opositor sirio subrayó que el camino para aplicar la iniciativa de paz con éxito "debe empezar por Al Asad anunciando que abandona el poder".

"No podemos alcanzar un compromiso a través de negociaciones si Al Asad está en el poder. Tratará de frustrar cualquier iniciativa de solución política", aseguró, y advirtió de que si el plan de paz falla "el caos y el desorden pueden extenderse a países frágiles e inestables" de la región, como Líbano o Irak.

Ghalioun mantuvo ayer, jueves, una reunión con el ministro japonés de Exteriores, Koichiro Ghemba, con el que abordó el envío de asistencia humanitaria a Siria y el apoyo de Japón al Consejo Nacional Sirio.

El pasado marzo, el Gobierno japonés, que reconoce al CNS como el representante legítimo de los sirios, anunció la ampliación de las sanciones contra el régimen de Al Asad a través de la congelación de activos a varias entidades en respuesta a la violenta represión a las protestas civiles.