Una fuerte explosión se registró ayer frente a la sede del partido gobernante sirio Baaz, del presidente Bachar al Asad, en la ciudad de Alepo, según informó el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos en un comunicado en el que además hizo referencia a un tiroteo ante las oficinas del Baaz, que causaron la muerte de al menos un guardia de seguridad del edificio, en un ataque que no ha sido por el momento confirmado por las autoridades sirias.

Horas antes, las autoridades sirias aseguraron haber frustrado ayer un atentado suicida en un barrio de la ciudad de Alepo, al día siguiente de que la explosión de dos coches bomba causara la muerte de 55 personas en la periferia de Damasco.

Una fuente oficial, citada por la agencia estatal Sana, explicó que las fuerzas de seguridad evitaron una nueva masacre al interceptar al terrorista, después de que este embistiera a dos agentes en el populoso barrio de Al Sheaar.

El terrorista conducía una furgoneta cargada con 1.200 kilogramos de material explosivo y al verse acorralado hizo estallar el cinturón de explosivos que llevaba adosado al cuerpo, según la fuente, que no documentó víctimas salvo el propio agresor.

También en Alepo, Sana informó del estallido de un artefacto instalado por "un grupo terrorista armado" en una avenida del barrio Seif el Daula, que causó destrozos materiales.

Mientras, los grupos opositores denunciaron que las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra algunas de las manifestaciones convocadas en todo el país para exigir la caída del régimen.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, se registraron diez muertos en distintos actos de represión en Idleb (norte), Hasaka (noreste), Alepo, los alrededores de Damasco y en Homs y Hama, en el centro del país, mientras que los Comités de Coordinación Local elevaron esa cifra a trece.

Por otro lado, la Misión de Supervisión de Naciones Unidas en Siria (Unsmis) cuenta desde ayer con 145 observadores desarmados desplegados en el país árabe, además de 56 miembros de personal civil, según informó el portavoz de la ONU, Martin Nesirky.