La pretensión de potencias emergentes como China, Brasil o India, e incluso de la Unión Europea de incorporarse al Consejo Ártico es un "tema conflictivo sin resolver", según un grupo de expertos que hoy presentó 19 recomendaciones sobre la gobernanza de esa región polar.

Como paso previo a cualquier debate, esos países emergentes, que han solicitado ser observadores en el Consejo Ártico (CA), deben reconocer de forma pública su respeto a los derechos de los indígenas de esa región, afirman algunos de los expertos consultados por Efe.

Esa es una de las 19 propuestas presentadas al Gobierno de Canadá dado que durante los dos próximos años presidirá el Consejo Ártico, un foro intergubernamental de alto nivel encargado de fomentar la cooperación y coordinación entre los estados árticos y del que forma parte España como observador.

El Consejo Ártico, constituido en 1996 tras un acuerdo firmado en Ottawa y que es independiente de la ONU, se ha convertido en el organismo encargado del desarrollo de la región que cada vez más países consideran vital para sus intereses nacionales.

Sarah French, directora del Programa de Munk-Gordon sobre Seguridad del Ártico de la Universidad de Toronto que en enero pasado organizó una conferencia internacional sobre la región, dijo que las recomendaciones han sido presentadas a Canadá, que presidirá el CA en 2013 y 2014.

"Las recomendaciones tratan de reflejar los puntos de vista expuestos durante esa reunión, pero también algunas recomendaciones concretas para Canadá sobre las áreas prioritarias durante la presidencia canadiense", agregó French.

El Consejo Ártico está formado por ocho miembros permanentes (Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y Estados Unidos) y seis participantes permanentes en representación de organizaciones de pueblos indígenas de la región.

Además, seis observadores permanentes participan en el Consejo: Francia, Alemania, Holanda, Polonia, España y el Reino Unido.

Pero las principales economías emergentes del mundo, así como la Unión Europea (UE), piden su integración en la organización ante la creciente importancia que la región va a tener en la economía mundial, ya sea por la apertura del Ártico como ruta de navegación comercial o para la explotación de recursos naturales.

El embajador español para Asuntos Polares y Oceánicos, Marco Gómez Martínez, declaró en enero pasado durante la conferencia de Toronto que aunque España es sólo un observador del Consejo y la decisión corresponde a los ocho países permanentes, Madrid respalda la petición de la UE de sumarse a la institución.

Gómez Martínez citó como áreas de interés para España en el Ártico la potencial apertura al transporte marítimo, las labores científicas, la pesca y la explotación de recursos naturales, un campo en el que la petrolera Repsol ya ha firmado acuerdos con empresas rusas para operar en la región.

Tony Penikett, asesor del Programa de Munk-Gordon sobre Seguridad del Ártico de la Universidad de Toronto y uno de los especialistas que ha redactado las recomendaciones, declaró que la cuestión de la inclusión de nuevos observadores al Consejo es la más conflictiva y "no está resuelta".

"Los grupos indígenas del Consejo Ártico consideran muy importante desde su punto de vista que su participación sea reconocida y respetada", explicó Penikett.

"Y que cualquier país que quiera ser miembro del CA no sólo reconozca la soberanía de los ocho estados árticos, sino también los derechos de los indígenas árticos sobre recursos naturales. Eso es de importancia crítica", añadió.

Frente a esta postura, países como India han señalado que otras naciones tienen intereses marinos y energéticos, entre otros, en la región.

"Su visión es que, si no se convierten en observadores del Consejo Ártico, con el tiempo la organización puede perder relevancia y esas grandes potencias buscarán otro foro para expresar sus puntos de vista sobre el Ártico", dijo Penikett.

Pero los grupos indígenas del Ártico no sólo se oponen a la incorporación al CA de las principales potencias emergentes sino también a la entrada de la UE por la oposición de los países del bloque a la importación de productos derivados de la caza comercial de focas.

Otras recomendaciones del grupo de expertos se refiere al desarrollo de estudios sobre la gestión de los recursos pesqueros del Ártico, a trabajar "de forma urgente" en un instrumento de respuesta a vertidos de petróleo y a que la Organización Marítima Internacional adopte un código obligatorio.