Turquía escenificó ayer una subida de tensión en sus relaciones con Siria y ha recurrido a la OTAN y al Consejo de Seguridad de la ONU para tratar sobre el derribo de un caza turco por las defensas antiaéreas sirias. El ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, expuso ayer la posición oficial de Ankara, según la cual el caza, que despegó a las 8:.30 GMT del viernes pasado de la base aérea de Malatya (Turquía) y desapareció de los radares una hora y media más tarde, fue derribado por Siria mientras volaba en el espacio aéreo internacional. En consecuencia, Ankara notificará el incidente tanto a la OTAN como al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, añadió Davutoglu.

Poco después se confirmó que la OTAN celebrará mañana una reunión sobre el incidente, acorde con el artículo 4 de la Alianza Atlántica, que obliga a los miembros a consultar cuando "en opinión de uno de ellos esté amenazada la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de ellos".

Turquía no ha invocado, empero, el artículo 5, que se activa cuando se constata una agresión militar contra uno de los miembros de la OTAN.

La firmeza con la que Davutoglu defendió el derecho de Turquía a tomar medidas por el abatimiento del caza contrasta con el nerviosismo de la tarde del viernes, cuando el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, evitó culpar a Damasco del derribo. Incluso, el presidente turco, Abdullah Gül, había llegado a admitir el sábado que el caza "podría haber vulnerado" el espacio aéreo sirio.

Davutoglu confirmó este último extremo, pero aclaró que había sucedido 15 minutos antes de ser derribado el aparato.