La oposición siria denunció ayer la muerte de más de 60 personas en bombardeos y ataques de las fuerzas del régimen, que sufrió el mayor golpe desde el inicio de la revuelta con la muerte de los máximos responsables de Defensa en un atentado contra la sede de la Seguridad Nacional en Damasco.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, al menos 62 civiles y rebeldes perdieron la vida en esta jornada en el país, de los que una veintena murieron en la capital; una cifra que los Comités de Coordinación Local (CCL) elevaron a 102 personas.

El Observatorio precisó que, además de los fallecidos en Damasco, catorce de las muertes se registraron en la provincia meridional de Deraa, ocho en la provincia septentrional de Idleb y cinco en los alrededores de la capital. Un jefe rebelde perdió la vida en los enfrentamientos en Deraa, mientras que las fuerzas del orden dispararon y bombardearon distintas localidades del país.