Tres grupos terroristas opuestos al proceso de paz en Irlanda del Norte anunciaron ayer que han unido sus fuerzas para seguir con la lucha armada y recoger el testigo independentista del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA).

Su iniciativa refleja el descontento que aún mantiene una parte del republicanismo norirlandés hacia la vía abierta por el Sinn Fein, antiguo brazo político del IRA, desde la firma del acuerdo de paz de Viernes Santo en 1998.

Pero también pone en evidencia el aislamiento de los disidentes y su incapacidad para articular una política coherente opuesta al partido de Gerry Adams y Martin McGuinness que genere apoyo popular.

Según los análisis de la Policía norirlandesa (PSNI), los disidentes tenían hasta ahora capacidad para cometer atentados y asesinar a miembros de las fuerzas de seguridad, pero contrariamente carecían del respaldo popular necesario para mantener una campaña armada como la desarrollada por el IRA durante más de 40 años.