La doble matanza del año pasado en Noruega, en que el ultraderechista Anders Behring Breivik presuntamente asesinó a 77 personas, pudo haberse evitado o al menos haber terminado con menos muertos, de no ser por la cadena de errores en la actuación policial y la descoordinación del Gobierno.

Así lo denuncia el informe final, presentado hoy, de la comisión independiente de diez expertos creada para analizar la actuación de la Administración en los hechos, que concluye que la "gestión de la crisis no fue suficientemente satisfactoria en importantes áreas".

En concreto, el texto denuncia que el ataque con explosivos al distrito gubernamental de Oslo (8 muertos) podría haberse "evitado" por completo y que la masacre de la isla de Utøya (69 muertos) podría haber sido atajada "más rápidamente", lo que hubiese salvado muchas vidas.

"El ataque al complejo gubernamental podría haberse prevenido mediante la implementación efectiva de las medidas de seguridad ya existentes", apuntan las conclusiones, que añaden que "el autor podría haber sido detenido antes" en la isla.

No obstante, la comisión es tajante al afirmar que no tiene "razones para sostener que los servicios de seguridad policiales podían y deberían haber evitado" totalmente los dos atentados.

El documento carga principalmente contra la actuación policial para detener a Breivik una vez que se encontraba en Utøya -después de detonar la bomba-, donde disparó indiscriminadamente contra los miembros de las juventudes laboristas, y exige cambios radicales en las fuerzas de seguridad.

La policía noruega "necesita un cambio de arriba abajo", afirmó en la presentación del informe Alexandra Bech Gjørv, presidenta de la "Comisión 22 de julio", denominada así por la fecha en la que se cometió la doble matanza. "Hay mucho trabajo por hacer" en la policía, agregó.

A lo largo de su presentación subrayó que la policía "podría haber actuado más rápidamente", que "falló seriamente", que resultó "ineficiente", que ignoró "información significativa" que podría haber alterado el desarrollo de los acontecimientos y que se vio completamente "desbordada" por los hechos.

Bech Gjørv hizo especial hincapié en el cúmulo de "malentendidos" que retrasó en doce minutos, según estimaciones de la comisión, la llegada de la unidad especial de la policía en lancha a Utøya, después de que se equivocasen de puerto de embarque, eligiesen una embarcación inadecuada y sobrecargasen el bote.

"Llegaron más tarde de lo que podrían haber llegado. Se perdió un tiempo valioso", indicó la presidenta de la comisión independiente, e indicó que mientras tanto Breivik tiroteaba con armas automáticas a los jóvenes en la isla, algo "inaceptable".

El informe, de 500 páginas, critica con dureza la notable descoordinación de las fuerzas de seguridad, por una combinación de "debilidades" en los sistemas de comunicación y de problemas en la gestión de la información, los recursos y el personal disponible.

Además, señala que no se siguió un protocolo propio de crisis de seguridad, que hubiese implicado la activación de un nivel de alerta de ámbito nacional, el establecimiento de controles de seguridad en la salidas de Oslo y la petición inmediata de recursos.

La comisión también cargó contra el Gobierno noruego, que adoleció asimismo de fallos de coordinación entre la oficina del primer ministro y los ministerios de Justicia e Interior, y que demostró "falta de liderazgo" a todos los niveles, según la presidenta de la comisión.

"La revisión de la comisión identifica un número de circunstancias que merecen ser criticadas y necesitan un serio cambio. En resumidas cuentas, el 22 de julio reveló serias carencias en la preparación de la sociedad ante emergencias y su capacidad para evitar amenazas y protegerse", resumió Bech Gjørv.

En un tono más positivo, el grupo de expertos alabó la actuación de los equipos de emergencia y asistencia sanitaria, que a su juicio trabajaron "de forma satisfactoria" y con un "muy alto nivel de calidad".

También destacaron el buen nivel de transparencia demostrado por el Ejecutivo noruego tras la doble masacre y su capacidad para seguir trabajando a pesar de los destrozos provocados por la potente bomba detonada en el distrito gubernamental.