El líder de la izquierda mexicana, Andrés Manuel López Obrador, anunció ayer que no acepta el resultado del Tribunal Electoral que declaró válidas las elecciones presidenciales del 1 de julio y llamó a la desobediencia civil "por la vía pacífica".

En un mensaje a los medios, el candidato presidencial de la coalición de izquierda Movimiento Progresista en esos comicios, aseguró que no reconocerá "el poder ilegítimo surgido de la compra del voto y otras violaciones graves a la Constitución".

"Las elecciones no fueron limpias, ni libres, ni auténticas", afirmó López Obrador, quien convocó a una manifestación el próximo 9 de septiembre en la capital mexicana para definir los pasos a seguir en su defensa de los "derechos individuales y sociales de los ciudadanos"

López Obrador dijo que aceptar el fallo que emitió el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al desestimar su demanda de invalidar los comicios, "implicaría traicionar a millones de mexicanas que luchan contra la simulación, la farsa, y (están) a favor de un cambio verdadero".

Aunque "debemos respetar a las instituciones", dijo, en buena medida el problema de México radica en que "están secuestradas por la delincuencia de cuello blanco". "Un Estado que no procura la justicia ni la democracia no es más que un instrumento de poder al servicio de un grupo de intereses creados", aseguró el político que en 2006 también desconoció los resultados de la elección presidencial que dieron el triunfo por un estrecho margen al conservador Felipe Calderón.

Durante cinco meses de 2006, López Obrador mantuvo una protesta que generó inestabilidad política, intentó impedir la toma de posesión de Calderón y se designó "Presidente legítimo", "cargo" que ostentó hasta finales de 2011.

"Estado mafioso"

En el mensaje de ayer, en el que no aceptó preguntas, arremetió contra los "sostenedores de este Estado mafioso, traficantes de influencia, políticos corruptos" y los dueños de los "llamados medios de comunicación" que defienden el "régimen de corrupción".

Insistió en que no aceptará el fraude electoral y ni entrará en "el juego de las negociaciones políticas". "No daremos ninguna tregua, ni concederemos la más mínima ventaja", a pesar de que "nos sigan atacando, acusándonos de malos perdedores, de locos mesiánicos, necios y enfermos de poder", aseveró López Obrador.

El dirigente de la izquierda dijo preferir "esos insultos a convalidar o formar parte de un régimen injusto corrupto y de complicidades que esta destruyendo a México". Tras considerar honrosa "la desobediencia civil", aclaró que seguirá "actuando con responsabilidad y por la vía pacífica sin dar motivos para que los violentos nos acusen de violentos".