El corazón de la capital siria volvió a ser ayer blanco de varias explosiones, registradas cerca de edificios militares, mientras las fuerzas del régimen intensificaron sus bombardeos contra los feudos rebeldes en el resto del país.

Según la televisión estatal siria, el estallido de dos artefactos en el barrio de Abu Rumaneh, en pleno centro de Damasco y cerca de la sede del Estado Mayor, causó al menos cuatro heridos.

Las explosiones, reivindicadas por los rebeldes sirios, tuvieron lugar junto a un puesto de control militar en la avenida del Mahdi, cerca de la conocida plaza de los Omeyas.

Testigos presenciales explicaron que las dos explosiones fueron simultáneas y que una gran columna de humo se elevó sobre el barrio, que alberga embajadas y edificios de las Fuerzas Armadas.

Tras el atentado, se desplegó un amplio dispositivo de los servicios de seguridad y de emergencia en el lugar, hacia donde llegaron un buen número de ambulancias.

En un comunicado, la brigada del rebelde Ejército Libre Sirio (ELS) en Damasco y sus suburbios "Ahfad al rasul" (Nietos del profeta) señaló que las explosiones afectaron a altos mandos de las Fuerzas Armadas sirias.

Este grupo explicó que la operación contra la sede del Estado Mayor, la segunda de estas características en dos meses, fue organizada en colaboración con otras dos brigadas del ELS.

"Es una respuesta a las masacres cometidas por el régimen criminal contra nuestra población en el territorio sirio y una venganza en nombre de los mártires que fallecieron para conseguir libertad y dignidad", subraya la nota.

Horas antes, la agencia oficial Sana informó de la muerte de al menos 15 personas por la explosión en la noche del sábado de un coche bomba en el área de Al Sbaineh, en la periferia de Damasco.

Ataques oficiales

El automóvil, un Suzuki, había sido colocado por "terroristas" junto a la mezquita Muaz bin Jabal, cerca del campo de refugiados palestinos de Al Sbaineh, según la agencia.

Los cuerpos de las víctimas mortales quedaron descuartizados por la magnitud de la explosión, cuya autenticidad no pudo ser verificada.

En los 18 meses de conflicto, varias explosiones han sacudido la capital y Alepo (norte), algunas de ellas reivindicadas por el grupo radical islámico Yebha al Nasra.

Mientras, las fuerzas leales al régimen del presidente sirio, Bachar el Asad, prosiguieron sus bombardeos con artillería, aviones, helicópteros y tanques en diversas zonas.

De acuerdo a los grupos opositores, estos ataques han dejado decenas de muertos en todo el país, en especial en la provincia de Hama (centro), donde denunciaron una nueva masacre.

Las fuerzas del régimen sirio asesinaron a una treintena de personas en la localidad de Al Fan, en Hama, entre ellas doce miembros de una misma familia, muchos de ellos torturados.

Los bombardeos también castigaron las poblaciones de la periferia de Damasco, sobre todo Kafrbatna, donde fue descubierta una fosa clandestina con cinco cadáveres de personas ejecutadas.

Entretanto en la aldea de Sersha, en Idleb (norte), los bombardeos destruyeron varias viviendas, entre cuyos escombros los habitantes tratan de rescatar a las víctimas.

La aviación militar bombardeó, asimismo, la localidad de Al Hayan y de Maskana, en la provincia septentrional de Alepo, mientras que en la ciudad homónima se vieron afectados los barrios de Hanano, Al Sheij Nayar y Tariq al Bab.