Alrededor de 30 personas murieron y otras 50 resultaron heridas ayer en el atentado suicida ocurrido durante un funeral en la provincia de Nangarhar, al este de Afganistán. Por su parte, la OTAN aseguró que no acelerará el repliegue de las tropas internacionales y no descartó que los aliados promuevan "nuevas medidas" para evitarlos.

El portavoz del gobernador provincial, Ahmad Zia Abdulzai, precisó que el atentado ocurrió durante el funeral de Haji Rafiulá, un habitante del distrito de Dur Baba.

Según su versión, el hermano del jefe de distrito, Haji Hamesha Gul, reconoció al asaltante y le disparó, pero éste consiguió alcanzar su objetivo. De hecho, entre los fallecidos figuraría un hijo de Gul.

El atentado se produjo en torno a las 15:00 horas de este martes cuando el suicida hizo estallar el cinturón de explosivos que llevaba cerca de la jefatura del distrito, según informó un responsable local, que resultó herido al igual que su hermano.

El "número dos" de la Policía de Nangarhar, Abdul Jalil Shamal, confirmó el balance de víctimas. Según el director de la sanidad pública, Baz Mohammad Khan, los heridos están siendo trasladados a hospitales en el distrito vecino y en Jalalabad, la capital provincial. El director de un hospital de la zona informó que algunos de los heridos se encuentran en estado crítico.

Las autoridades atribuyeron el ataque a los talibanes, aunque ningún portavoz insurgente ha confirmado por ahora la autoría.