Un tribunal iraquí condenó ayer a muerte en rebeldía al vicepresidente suní Tareq al Hashemi, tras hallarlo culpable de delitos de terrorismo, mientras una ola de atentados en distintos puntos de Irak causó casi 78 muertos y cerca de 300 heridos.

Al Hashemi, refugiado en Turquía, y su cuñado, Ahmed al Qatan, fueron declarados culpables de la muerte de la abogada Suhad al Obeidi, y de un oficial de la Policía y su esposa, según informó la televisión oficial Al Iraqiya. El juicio contra el vicepresidente suní se reanudó ayer en el Tribunal Supremo Penal de Irak después de que se produjera un cambio de jueces en el proceso, cuya sentencia es apelable en los 30 días siguientes al dictamen de la corte.

Al Hashemi siempre ha negado las acusaciones en su contra y ha insistido en que los testimonios obtenidos de sus escoltas por las autoridades de Bagdad fueron conseguidos por la fuerza.

Este caso se remonta al pasado 19 de diciembre, cuando las autoridades iraquíes emitieron una orden de arresto contra el vicepresidente y varios de sus escoltas por delitos de terrorismo, lo que desencadenó una crisis política en el país y tensiones religiosas.

El bloque político de Al Hashemi, Al Iraqiya, llegó a boicotear temporalmente las reuniones del gobierno -encabezado por el chií Nuri al Maliki- y del Parlamento en señal de protesta por esa decisión. El vicepresidente huyó entonces al Kurdistán iraquí, donde encontró la protección del presidente de esa región autónoma, Masud Barzani, para el pasado mes de abril viajar a Catar y días después a Turquía.

El juicio contra Al Hashemi comenzó el pasado 3 de mayo en medio de un amplio dispositivo de seguridad, y cinco días después la Interpol (policía internacional) dictó una orden para su detención y entrega entre los 190 países miembros de la organización.

Días sangrientos

El fallo coincide con una cadena de ataques en distintas provincias del país, en los que han muerto al menos 78 personas desde la pasada madrugada, de acuerdo con el último recuento de víctimas facilitado a EFE por una fuente de la Policía iraquí. El atentado más sangriento se había producido cerca de la ciudad de Al Emara, 370 kilómetros al sur de Bagdad, donde quince personas fallecieron y cincuenta sufrieron heridas por el estallido de dos coches bomba.

Uno de los vehículos explotó cerca de una mezquita chií en la zona de Ali al Sharqi, 40 kilómetros al norte de Al Emara, y, cuando llegó al lugar una patrulla de la policía, estalló el segundo coche.

La otra ciudad objetivo principal ayer de los terroristas fue Kirkuk, 250 kilómetros al norte de la capital, donde se registraron cuatro atentados.

En el más mortífero de esos ataques fallecieron ocho personas y treinta resultaron heridas al explotar un coche bomba cerca de un centro de reclutamiento de la Policía. Otro atentado similar registrado en las proximidades de la universidad causó la muerte a al menos siete personas y heridas a medio centenar.

A estas explosiones se suma un ataque armado la pasada madrugada, que se cobró las vidas de once personas, entre ellas dos oficiales del Ejército, contra un puesto de control militar cerca de Balad, 80 kilómetros al norte de Bagdad.

En la capital, el estallido de cuatro coches bomba en barrios de mayoría chií mató al menos a 16 personas e hirió a 77, en unos ataques que tuvieron como objetivo dos mercados y un restaurante, entre otros. Además, la fuente indicó que unos 15 coches bomba y artefactos explosivos detonaron en las provincias de Diyala (este), Nínive (norte), Salahedín (centro), Basora (sur) y Zi Qar (sur), con un saldo de 17 muertos y 73 heridos.