Los pactos en materia energética acordados entre China y diversos países árabes dominaron el III foro económico Sino-Árabe que concluyó ayer en la región noroccidental china de Ningxia, a pesar de los intentos de Pekín de diversificar su relación comercial con estos estados, según publicó ayer la prensa estatal.

Frente al descenso de la demanda de los países desarrollados, la República Popular trata de abrir más el mercado árabe, un objetivo "difícil" según los analistas del país citados por el diario "South China Morning Post".

Durante los cinco días del foro económico, que celebró este año su tercera edición, se firmaron hasta 124 acuerdos por alrededor de 218.700 millones de yuanes (268.000 dólares estadounidenses).

De los pactos, 44 están relacionados con el petróleo y negocio petroquímico y suman un valor de 77.100 millones de yuanes, lo que supone más de la tercera parte del valor de la totalidad de acuerdos alcanzados.

En el sector de la energía se consiguieron hasta 15 proyectos por 52.100 millones de yuanes, basados en logística, producción de maquinaria y negocios agriculturales.

China ha logrado incrementar el valor de los pactos cada año. En 2010, cuando comenzó el foro, se consiguieron acuerdos por 203.600 millones de yuanes y, en 2011, se alcanzaron los 208.700 millones.

El mercado árabe es visto como un paso clave para la mejora de economías de regiones del oeste de China.

En la apertura del foro, el viceprimer ministro Li Keqiang afirmó: "China tiene como objetivo abrir más su economía hacia el oeste. Damos la misma importancia a los países desarrollados y a los emergentes".

Aumentos considerables

El comercio entre China y los países árabes alcanzó los 195.900 millones de dólares el año pasado, un 34,7 por ciento más que en 2010, en base a datos del Ministerio de Comercio.

El objetivo de China y las naciones participantes del foro es llegar a los 300.000 millones de dólares en 2014.

A ello, se suma el propósito de China de conseguir atraer negocios más allá del sector de petróleo y gas.

"Nuestro objetivo es aumentar el volumen de comercio total, pero también queremos optimizar la estructura comercial, impulsar el crecimiento en sectores distintos de los combustibles fósiles", destacó durante el encuentro un portavoz del Ministerio de Comercio chino, Qiu Hong.

Los analistas del país, no obstante, ven difícil conseguir la meta perseguida por China debido a la preponderancia del petróleo y el gas en las economías árabes y el creciente "apetito" de la República Popular por la energía.

No obstante, el acercamiento de China a estas naciones supone un reforzamiento de su estrategian expansiva por los distintos continentes en una etapa de crisis que los chinos están aprovechando para ampliar su influencia mundial en economías tan fuertes como la de EEUU, en las que tienen una gran inversión en deuda.