La compañía Syrian Airlines presentará una queja contra Turquía ante la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) por supuestas agresiones a la tripulación del avión sirio que ayer fue obligado a aterrizar en Ankara.

Las autoridades turcas agredieron a la tripulación del aparato, que se negó a firmar un documento que aseguraba que el aterrizaje fue voluntario y en ningún caso forzado, dijo hoy la directora general de Syrian Airlines, Gaida Abdulatif, en declaraciones a la agencia oficial de noticias siria, Sana.

Abdulatif, que no precisó el tipo de agresiones sufridas, calificó de "inhumano" el trato que recibió tanto la tripulación como el pasaje y subrayó que, aunque su estado de salud es bueno, psicológicamente se encuentran muy mal tras este altercado.

En su opinión, lo ocurrido es una "violación de las normas del Convenio de Chicago de Aviación Civil, ya que se mantuvo a los viajeros durante muchas horas sin prestarles ningún servicio y sin informarles de lo que estaba pasando, lo que les asustó y afectó a su estado psicológico".

Asimismo, destacó que "cualquier inspección debe estar preparada de antemano y no debe ser por sorpresa".

En ese sentido, explicó que cazabombarderos F16 turcos forzaron el aterrizaje del aparato para inspeccionarlo, "sin avisar al piloto del avión para registrarlo".

"No se aplicaron los protocolos internacionales, lo que estuvo a punto de causar un accidente aéreo por el acercamiento de los aviones militares (turcos) al sirio", lamentó la responsable.

Abdulatif indicó que el aparato sirio "no transportaba ningún material ilegal y que la carga respetaba las leyes y normas internacionales".

El avión, un Airbus 320 con 35 pasajeros, procedente de Moscú, llegó sobre las 05.10 hora local (02.10 hora GMT) a Damasco, después de que las autoridades turcas le permitieran proseguir su trayecto.

Abdulatif pidió separar la política de la aviación civil, "que es el enlace de comunicación entre los pueblos".

El aparato estuvo retenido durante las nueve horas en el aeropuerto de Ankara, donde las autoridades decomisaron una decena de cajas de gran tamaño, con contenido supuestamente ilegal, que vulneraría las normas de transporte de la aviación civil.

Algunos medios turcos han asegurado que se trataba de piezas de misiles, mientras que otros dicen que eran equipos de telecomunicaciones militares, sin que haya aún una declaración oficial al respecto.