Las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC) lanzaron hoy una contraofensiva contra las diferentes posiciones del grupo rebelde del M23 en Mushaki, en el sur de la provincia de Kivu del Norte, en el este del Congo, una localidad donde hasta el momento no se habían producido enfrentamientos.

La contraofensiva del Ejército de la RDC se produce después de que los rebeldes no hayan cumplido las exigencias lanzadas el pasado sábado en una reunión de carácter urgente de la Conferencia Internacional de la Región de los Grandes Lagos (ICGLR) de retirar sus tropas de la ciudad de Goma en 48 horas.

"Respecto al término del plazo dado en la última cumbre de Kampala, nos vemos obligados a lanzar esta ofensiva en Mushaki. Creo que esta es una advertencia para los insurgentes de que deben retirarse de todas las posiciones que ocupan actualmente", dijo el portavoz de las FARDC, Leon Richard Kasonga.

El Ejército del Congo llevó a cabo este ataque contra los rebeldes del M23 el mismo día que los insurgentes aceptaran retirarse de Goma, pero bajo determinadas condiciones, como el establecimiento de un calendario de negociaciones.

Por otra parte, el jefe de la Misión de la ONU en la RDC (MONUSCO), Roger Meece, respondió hoy a las acusaciones generalizadas contra los cascos azules que han surgido en el Congo tras la toma de Goma por parte de los rebeldes.

"La MONUSCO tiene la prioridad de proteger a los civiles. Somos una fuerza de paz establecida por el Consejo de Seguridad y no un ejército de guerra", afirmó Meece hoy durante una rueda de prensa.

"Creo que la percepción de ciertas personas es que somos pasivos, pero ese no es el caso. Esta percepción no se refleja en las declaraciones del Gobierno y de las Fuerzas Armadas de la RDC, y ellos son los que saben lo que hemos hecho", añadió el representante especial del secretario de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.

Son numerosas las críticas que ha recibido la MONUSCO por su papel en esta última ofensiva de los rebeldes congoleños, que son acusados de pasividad y de no hacer lo suficiente para frenar el avance de los insurgentes.

En el distrito de Bunia, por ejemplo, los estudiantes de la universidad de la ciudad atacaron el cuartel general de la MONUSCO para manifestar su desacuerdo con el papel que juega en el conflicto, mientras que en Bukavu y en Kinshasa miles de mujeres congoleñas llamaron a la misión de paz a redefinir su mandato.

El M23 lo forman soldados congoleños amotinados y supuestamente fieles al rebelde Bosco Ntaganda, buscado por la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra y contra la humanidad.

Ntaganda se integró hace tres años en las fuerzas de la RDC al contribuir a la pacificación de Kivu del Norte tras ayudar a detener, en 2009, a Laurent Nkunda, antiguo señor de la guerra y general del Ejército.

Los rebeldes se sublevaron el pasado abril para protestar por la pérdida de poder impuesta por el Gobierno a su líder, y renegociar el acuerdo del 23 de marzo de 2009, que da nombre al grupo y supuso su inserción en el Ejército.

La RDC se encuentra inmersa todavía en un frágil proceso de paz tras la segunda guerra del Congo (1998-2003), que implicó a varios países africanos, y tiene desplegada en su territorio la mayor misión de la ONU.