El presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, rechazó ayer categóricamente la salida de su país del euro, como la han sugerido algunos políticos y círculos financieros.

"No tenemos ninguna intención de salirnos del euro", dijo Anastasiadis en la conferencia anual del sindicato de empleados públicos, para añadir que "en ningún caso se va a experimentar con el futuro de nuestro país".

El presidente subrayó que lo que debe hacer Chipre ahora es acometer reformas para reducir drásticamente el gasto público. Eso no significa, precisó, que haya que reducir salarios.

Anastasiadis dijo que hace un mes, cuando se hizo cargo de la presidencia de Chipre, asumió "un Estado en bancarrota" y que desde entones el nuevo Gobierno se ha esforzado por garantizar la subsistencia de la economía.

Durante nueve meses, dijo, se sabía que el Banco Popular (Laiki) estaba en quiebra y se aplazó la toma de decisiones para que las tomara el nuevo Gobierno, todo ello a pesar de que la deuda del banco había alcanzado 11.000 millones de euros.

Uno de los acuerdos sellados con la troika sobre la reestructuración del sector bancario chipriota, contempla la liquidación del Banco Popular.

Anastasiadis respondió con ello al planteamiento de si Chipre debe buscar soluciones fuera de la troika y de la zona del euro, en vista de que su economía depende en gran medida del sector bancario.

El presidente del Parlamento, el socialdemócrata Yannakis Omiru, insistió ayer en que Chipre no debe permitir que la troika le ponga "cadenas", un sentimiento generalizado después de que la UE impusiera sus condiciones para que el país recibiera el rescate.