La Unión Europea (UE), fuertemente dividida, terminó hoy por dar luz verde a sus Estados miembros para que armen a la oposición siria, aunque todos se han comprometido a no hacerlo antes de agosto con el fin de dar una oportunidad a las conversaciones de paz que se preparan en Ginebra.

Ante la falta de un acuerdo unánime sobre la medida, el embargo europeo a Siria quedará sin efecto el próximo día 31, cuando vencía la última prórroga adoptada hace tres meses.

A partir de ese momento, los Gobiernos tendrán las manos libres para decidir si quieren suministrar armas a los rebeldes, algo que a corto plazo no se plantea ninguno de ellos, ni siquiera el Reino Unido, quien lleva meses insistiendo para poner fin al embargo.

"Aunque no tenemos planes inmediatos para enviar armas a Siria, esto nos da la flexibilidad para responder en el futuro si la situación sigue deteriorándose", dijo al término de la reunión el jefe de la diplomacia británica, William Hague.

El levantamiento del embargo, según fuentes diplomáticas, supone más un mensaje político de cara a la conferencia de Ginebra que impulsan Rusia y Estados Unidos que un cambio sobre el terreno.

De hecho, los Veintisiete se comprometieron hoy a no suministrar armamento a la oposición antes del próximo 1 de agosto con el fin de "dar una oportunidad al diálogo", según explicó el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo.

Antes de esa fecha, la UE "revisará su posición" en base a los resultados de la iniciativa de Rusia y EEUU, según señala el texto pactado por los ministros.

Además, acordaron que cualquier entrega de armamento tras esa fecha esté sujeta a la condición de que sea usada para proteger a la población civil y a salvaguardas que garanticen que no cae en malas manos.

En paralelo, los Veintisiete pactaron prorrogar durante un año todas las demás sanciones que pesan sobre Siria y que imponen duros castigos diplomáticos, financieros y comerciales al régimen de Damasco.

Londres había amenazado con dejar que todo ese paquete expirase el día 31 -algo que no quería ningún país- si no se aceptaban sus demandas sobre el embargo de armas, a las que se ha resistido hasta el último momento un grupo de países liderado por Austria.

El ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, reconoció que la solución final no es la mejor, pero destacó el haber obtenido un resultado común en este punto.

García-Margallo reconoció que "no se ha podido llegar a una decisión genuinamente europea", pero destacó que el compromiso de los países incluye en la práctica todas las condiciones que España quería ver plasmadas.

El ministro español defendió el levantamiento a la oposición siria ante la constatación de que la idea de que el régimen de Bachar al Asad podía caer pronto se ha demostrado falsa.

España se había mostrado inicialmente contraria a armar a los rebeldes, pero según García-Margallo, se ha visto obligada a revisar esa postura por el cambio de las "circunstancias".

Entre ellas mencionó el creciente número de muertos, desplazados y refugiados, el aumento de los "riesgos de implosión de Siria" y la "internacionalización" del conflicto con la incorporación de combatientes iraníes y de Hizbulá.

El ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, subrayó antes del fin de la reunión la importancia de abrir la puerta a que "la resistencia pueda tener los medios armados para defenderse de los ataques del régimen".

Fabius dejó hoy Bruselas antes de terminar las negociaciones para asistir en París a un encuentro con el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, y el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, destinada a preparar la nueva conferencia internacional sobre Siria, que sigue sin una fecha definida.