Un preso alemán aprovechó que los guardias australianos que lo custodiaban estaban dormidos para escapar por una salida de emergencia del aeropuerto de Suvarnabhumi de Bangkok, publica hoy la prensa local.

El alemán Carlo Konstantin Kohl, de 25 años, huyó entre los pasados 15 y 16 de mayo cuando hacía escala en Bangkok en el viaje custodiado desde Australia a su país natal, aunque las autoridades no hicieron público el incidente hasta diez días más tarde.

La salida del vuelo de Thai Airways que debía trasladar al alemán y sus guardias hasta la ciudad alemana de Frankfurt tenía previsto salir a las 23.00 horas del 15 de mayo, pero fue retrasado hasta las 8.00 horas del día siguiente, lo que fue aprovechado por el detenido.

Khol, que había cumplido una condena de dos años y cinco meses en Australia por robo y tráfico de drogas, desconectó la electricidad de una salida de emergencia, lo que le permitió entrar en un área restringida del aeropuerto sin levantar la alarma y escapar.

Los guardias australianos, que previamente fueron identificados por error como agentes de la Interpol por los medios tailandeses, se percataron de la fuga cuando se despertaron.

"Lo que sabemos ahora es que Khol abandonó el aeropuerto", dijo Suvitchpol Imjairat, jefe de la Oficina de Inmigración del Aeropuerto.

"No pasó por los controles de inmigración. Se enfrenta a cargos por entrar ilegalmente en el país y los investigadores de la Oficina de Inmigración tratan de localizarlo", precisó el responsable policial.

En su opinión, las autoridades tailandesas no son responsables de la huida del fugitivo, ya que Australia no avisó a Tailandia de que estaba custodiando a un prisionero en Suvarhabhumi en su traslado a Europa.

Suvitchpol explicó que el alemán había cumplido una condena de cárcel en Australia y estaba siendo trasladado a Alemania, donde debía responder por otros supuestos delitos.

Khol, detenido en 2010, estaba acusado de cometer varios delitos de robo y tráfico de drogas en los estados australianos de Queensland y Victoria, por lo que fue condenado a una pena de 8 años de prisión reducida a dos años y cinco meses.

Las autoridades tailandesas han ofrecido una recompensa de 10.000 bat (334 dólares o 259 euros) a quien pueda ofrecerle pistas sobre el paradero del fugitivo alemán.