Miles de personas se concentraron el domingo ante el Parlamento bosnio para protestar por la muerte de una bebé de tres meses con un defecto congénito que, según su familia, falleció a raíz de que una concatenación de problemas burocráticos que retrasaron una operación quirúrgica clave.

Un tribunal suspendió en febrero el registro de nuevos ciudadanos debido a la falta de acuerdo político sobre el sistema mediante el cual deben repartirse los 13 números de identificación. El conflicto burocrático ha dejado a los recién nacidos en una especie de limbo legal que les impide, por ejemplo, obtener pasaportes o tarjetas sanitaria.

Las protestas se han sucedido en las últimas dos semanas y han tenido varios casos representativos, el último de ellos el de Berina Hamidovic, considerada la primera víctima mortal de la parálisis política. La bebé sufría fistula traqueoesofagica, una conexión anómala entre el esófago y la tráquea.

Miles de personas han rodeado el Parlamento y han depositado velas en memoria de la pequeña. El padre, Emir Hamidovic, ha culpado a las autoridades del fallecimiento y ha lamentado que, aunque finalmente pudieron llegar a Belgrado, los trámites burocráticos redujeron drásticamente las posibilidades de supervivencia de su hija.

"Prácticamente tuvimos que sacar a la pequeña por la frontera de forma ilegal, aunque legalmente podría haber viajado por razones médicas urgentes", ha criticado.

A este retraso se sumó el hecho de que cuando la bebé fue ingresada en un hospital de la capital Serbia, las autoridades bosnias se negaron a pagar la cirugía. Pese a que los médicos accedieron a seguir adelante con el procedimiento, una infección terminó costando la vida de la menor.

"Seguramente tenía una oportunidad de seguir viva, pero es un claro ejemplo de cómo el Estado no se preocupa de sus ciudadanos", ha lamentado Hamidovic, de 31 años y actualmente sin empleo.