Más de 50.000 manifestantes se concentraron hoy en el centro de Sofía, para pedir por cuarto día consecutivo la dimisión del Ejecutivo, que lleva en el poder menos de un mes.

Según informaron a Efe fuentes de la policía, tan sólo en la primera hora de la protesta, a las 03.30 GMT, organizada a través de la red social Facebook, se concentraron más de 7.000 personas, pero su número aumentó en las horas siguientes hasta unas 50.000.

La protesta ciudadana comenzó el pasado viernes, después de que el Parlamento del país balcánico aprobara como nuevo jefe de los servicios secretos al controvertido empresario y diputado Delyan Peevski, de 32 años.

La renuncia al día siguiente de Peevski, cuya familia controla importantes medios de comunicación búlgaros, no ha calmado los ánimos de unos manifestantes que acusan al Gobierno de no tener en cuenta el interés general y de favorecer a los oligarcas.

Frente a la sede del Gobierno y en una atmósfera festiva, los manifestantes, principalmente jóvenes, corearon hoy gritos de "Dimisión", "Mafia" y "Basura roja", contra el Ejecutivo de coalición formado por socialistas y el partido de la minoría turca.

Después se dirigieron hacia el Parlamento, a unos 700 metros del lugar y hacia el emblemático Puente de Aguilas, cortando el tráfico de las principales avenidas de la capital.

Estas manifestaciones tienen lugar poco después de asumir el nuevo Ejecutivo tras unas elecciones anticipadas convocadas después de la dimisión en bloque, en febrero, del anterior Gabinete conservador a raíz de una fuerte oleada de protestas contra la carestía y la corrupción en la elite política.

En este contexto han surgido especulaciones de que las últimas protestas podrían estar impulsadas por grupos cercanos al partido conservador GERB para provocar la caída del gobierno actual y recuperar así el poder que perdió en febrero.

"No estoy pagado, les odio gratis", decía una de las pancartas enarbolada por los manifestantes en alusión a dichas conjeturas.

"No estoy aquí para devolver el poder a nadie. Estoy aquí para no regalar el Estado a los oligarcas", declaró a Efe Vladimir, de 25 años y funcionario público.

"No me puedo imaginar que 23 años después de la caída del comunismo ahora cantemos lo mismo que entonces", añadió Marina, de 30 años.

El primer ministro búlgaro, Plamen Oresharski, volvió hoy a reconocer que se equivocó al designar al dimisionario jefe de los servicios secretos, y garantizó que el próximo nombramiento tendrá un "amplio apoyo popular", un proceso que está en marcha.

Lo hizo ante representantes del sector no gubernamental invitados en la sede del Gobierno, a quienes expresó su confianza en que el Parlamento cancelará el polémico nombramiento de Peevski en los próximos días.

En el citado encuentro faltaron unas 23 organizaciones invitadas que declinaron asistir porque todavía no se han cumplido sus exigencias de que la decisión sea anulada.

Por su parte, la Comisión Europea (CE) expresó hoy su deseo de que el próximo jefe de los servicios de inteligencia de Bulgaria tenga las cualidades e integridad necesarias y sea seleccionado en un proceso transparente y basado en sus méritos.

En opinión de la CE, las protestas ciudadanas en Sofía contra el nombramiento de Peevski reflejan la "profunda preocupación en la sociedad búlgara sobre el estado de derecho" en ese país, señaló el portavoz comunitario Olivier Bailly en una rueda de prensa en Bruselas.