Ni el baño de masas de ayer del primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ni sus advertencias ni la violencia para desalojar la plaza Taksin impidieron ayer que algunos turcos críticos con el Gobierno mantuvieran sus protestas por calles y zonas del país, dando continuidad así a los sucesos del sábado.

Al cerrarse esa jornada, al menos 46 personas resultaron heridas en el desalojo de la plaza Taksim, donde permanecían concentrados miles de manifestantes, y del parque Gezi, el epicentro de las movilizaciones contra el Ejecutivo turco. En ese contexto, el ministro turco para la UE, Egemen Bagis, destacó que todo aquel que intente acceder a la plaza Taksim será considerado un "terrorista".

Erdogan advirtió ayer a la gente de que no se dejen engañar y no atiendan a las llamadas a manifestarse en la plaza Taksim. "Apelo al sentido común de la población", dijo el primer ministro, quien justificó el desalojo de la plaza y del parque Gezi en que sus ocupantes insistían en quedarse pese a sus promesas de que cumpliría la voluntad popular respecto al polémico proyecto de reurbanizar la zona.

Desde la irrupción policial en el parque, Estambul y Ankara han sido escenario de continuas protestas y choques con la Policía, y en la ciudad del Bósforo varias marchas tratan de alcanzar Taksim, bloqueada y ocupada por las fuerzas del orden. Erdogan volvió a negar el carácter medioambiental de las protestas, proteger el parque Gezi, y aseguró que el objetivo es dañar a Turquía.

"Esto es un proyecto para desestabilizar Turquía. Pero no podrán, no os han tenido en cuenta a vosotros, la mayoría silenciosa", dijo Erdogan ante decenas de miles de sus partidarios en un mitin en Estambul de su partido, el islamista moderado AKP. El primer ministro se defendió de las acusaciones de brutalidad policial contra los manifestantes, vertidas tanto dentro como fuera del país.

Pasada la medianoche del sábado, Huseín Avni Mutlu, gobernador de Estambul, informado, vía Twitter, que un grupo de "provocadores" habían efectuado varios disparos y que, como resultado, dos policías resultaron heridos de gravedad.

La Policía turca desalojó la plaza Taksim utilizando gases lacrimógenos y cañones de agua, y protagonizó enfrentamientos con los manifestantes en la parte trasera del parque Gezi. El desalojo comenzó a las 20:55 (19:55 hora peninsular española) con la irrupción de cientos de agentes de la Policía antidisturbios en la plaza Taksim.

La Asociación de Médicos Turcos denunció ayer que la policía turca ha hecho un uso "salvaje" de los gases lacrimógenos para reprimir las protestas antigubernamentales que sacuden el país desde hace casi tres semanas y que no parecen que languidecerán.