Alrededor de 30.000 personas se manifestaron hoy ante la sede del Gobierno búlgaro en el centro de Sofía para exigir la dimisión del Ejecutivo, que lleva en el poder apenas tres semanas, aunque no se registraron incidentes.

La protesta popular, celebrada por tercer día consecutivo, se desató el pasado viernes después de que el Parlamento del país balcánico aprobara como nuevo jefe de los servicios secretos al controvertido empresario y diputado Delyan Peevski, de 32 años.

La renuncia al día siguiente de Peevski, cuya familia controla importantes medios de comunicación búlgaros, no ha calmado los ánimos de unos manifestantes que acusan al Gobierno de no tener en cuenta el interés general.

La policía cifró en 15.000 los manifestantes al iniciarse las protestas a media tarde, pero el número se dobló apenas dos horas después.

Manifestantes de todas la edades corearon gritos de "Dimisión", "Mafia" y "Basura roja", contra el Gobierno de coalición entre socialistas y el partido de la minoría turca, según observó Efe.

Estas manifestaciones se producen después de que el anterior Ejecutivo conservador cayera en febrero por una oleada de protestas contra el bajo nivel de vida y entre acusaciones de corrupción.

"El anterior Gobierno acabó con las protestas, ahora las protesta acabarán con este Gobierno", decía una de las numerosas pancartas.

El primer ministro búlgaro, Plamen Oresharski, reconoció hoy que se equivocó al designar al dimisionario jefe de los servicios secretos, y garantizó que el próximo nombramiento tendrá un "amplio apoyo popular".

También descartó una posible dimisión al asegurar que generaría inestabilidad política y pondría en peligro la recepción por parte de el país de miles de millones de euros en fondos europeos.