El nuevo Gobierno egipcio se comprometió ayer a cumplir con el principio de separación de los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, y a defender la transparencia en la lucha contra la corrupción, en la primera reunión que mantuvo tras su formación la semana pasada. El Ejecutivo reconoció que el país se encuentra en una etapa "muy crítica y dura", en la que, en su opinión, se necesita sinceridad con el pueblo para explicarle los problemas y sus soluciones.

El Gabinete tiene intención de aliviar las cargas económicas sobre las clases más bajas y prestará atención al déficit presupuestario, además de atraer inversiones del extranjero y aumentar las exportaciones, y la producción. También, proporcionará alimentos básicos a los ciudadanos necesitados, mantendrá la estabilidad de los precios y tomará medidas estrictas para acabar con el mercado negro de gasolina.

Otros asuntos claves serán la educación y la formación de los jóvenes en nuevas tecnologías.

El Gobierno agradeció el apoyo ofrecido por algunos países árabes y su respaldo financiero, y alabó el papel desempeñado por la policía y el ejército egipcio para mantener la seguridad en las calles, ya que, destacó, ambos velan por todos los manifestantes, independientemente de sus tendencias. El Consejo de Ministros aprobó tres proyectos de ley que tendrán que ser ratificados por el presidente interino.