La violencia volvió hoy a golpear Irak con un atentado contra las fuerzas del orden, que causó la muerte de 25 personas, después de que anoche se registrara una treintena de fallecidos en dos ataques coordinados contra dos cárceles.

Un terrorista suicida hizo explotar hoy un coche bomba al paso de un convoy militar en el este de la ciudad de Mosul, 400 kilómetros al norte de Bagdad, y acabó con la vida de 25 personas, entre ellas 23 soldados.

Otros 27 militares resultaron heridos en ese ataque, que también dejó lesiones a tres civiles, en la zona de Kuk Yeli.

El atentado contra la patrulla castrense ocurrió horas después de que al menos 38 personas fallecieran y 39 sufrieran heridas en ataques coordinados contra dos cárceles cerca de Bagdad.

El portavoz del Ministerio de Justicia iraquí, Hamed al Musaui, explicó en una rueda de prensa que los ataques de anoche fueron contra las prisiones de Abu Graib, 25 kilómetros al oeste de Bagdad, y la de Al Tayi, 20 kilómetros al norte de la capital.

En los asaltos, se produjeron nueve atentados perpetrados por terroristas suicidas con cinturones de explosivos, tres explosiones de coches bomba y se lanzaron cien proyectiles de mortero y decenas de cohetes contra los presidios.

Los muertos son ocho reclutas de la policía, veintiún reclusos y los nueve terroristas suicidas.

Las autoridades han formado un comité especial para contar el número de presos que siguen en ambas cárceles, aunque Al Musaui descartó que haya fugados.

Sin embargo, el diputado Hakem al Zamli, miembro de la comisión de Seguridad y Defensa del Parlamento, aseguró a los periodistas que de Abu Graib han huido entre 500 y 1.000 reos, entre los que hay dirigentes de Al Qaeda.

Según Zamli, los autores de los ataques se coordinaron con guardias de seguridad de las prisiones para llevarlos a cabo y facilitar la huida de miembros de Al Qaeda.

Los dos centros penitenciarios son de los mayores de Irak y en ellos están internos centenares de reclusos por delitos de terrorismo, muchos de ellos militantes de Al Qaeda, además de delincuentes comunes.

La Liga Árabe expresó su preocupación por el aumento notable de la violencia y del terrorismo en Irak, tras la salida de las tropas estadounidenses del país en diciembre de 2011.

El vicesecretario general de la organización panárabe, Ahmed ben Heli, lamentó hoy en una rueda de prensa en El Cairo que "haya quienes quieran que Irak vuelva hacia atrás."

Aun así, Ben Heli achacó a los dirigentes políticos iraquíes la responsabilidad del aumento de los ataques y atentados.

Irak vive actualmente un repunte de la violencia con numerosos atentados, especialmente contra las fuerzas del orden y chiíes, que se han intensificado desde el comienzo del mes sagrado musulmán del ramadán, cuyo inicio fue el 10 de julio.

El pasado fin de semana, más de medio centenar de personas perecieron y más de cien resultaron heridas en una serie de atentados y ataques sectarios en distintos puntos del país.

El sábado, el estallido de once coches bomba y dos artefactos de forma casi simultánea en barrios de mayoría chií de la capital causó la muerte de 35 personas.

La comunidad suní de Irak tampoco se salvó de la violencia, ya que el viernes al menos 25 personas fallecieron y más de 80 resultaron heridas por el estallido de una bomba en una mezquita de este credo cerca de ciudad de Baquba, al noreste de la capital.

Además, el país se halla inmerso en una grave crisis política y de seguridad, agudizada por las protestas de la minoría suní contra el Gobierno del primer ministro, el chií Nuri al Maliki, por la supuesta discriminación que dicen que sufren por parte del Ejecutivo de Bagdad.