La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, reclamó hoy a Estados Unidos el supuesto espionaje a la empresa petrolera estatal Petrobras y dijo que si esas actividades se confirman quedará claro que su motivación no era preservar la seguridad, sino que tenía objetivos "económicos y estratégicos".

"Los intentos de violación y espionaje de datos e informaciones son incompatibles con la convivencia democrática entre países amigos, siendo claramente ilegítimos", afirmó Rousseff en una nota oficial divulgada por la Presidencia.

"De nuestra parte, tomaremos todas las medidas para proteger al país, al gobierno y a nuestras empresas", añadió.

El canal de televisión Globo afirmó ayer que los servicios de inteligencia de Estados Unidos, acusados de intervenir las comunicaciones de Rousseff, también espiaron a Petrobras.

La denuncia se apoya en documentos entregados por el exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, en inglés) de Estados Unidos Edward Snowden al periodista Glenn Greenwald, columnista del diario británico The Guardian, que reside en Río de Janeiro.

"Si se confirman los datos divulgados por la prensa, queda evidente que el motivo de los intentos de violación (de datos) y espionaje no es la seguridad o el combate al terrorismo, sino intereses económicos y estratégicos", aseveró Rousseff en la nota.

Globo explicó que los documentos corresponden a un curso impartido por la NSA a sus agentes y dirigido, al parecer, a prepararles para espiar a empresas.

El nombre de Petrobras, una de las mayores empresas de energía del mundo, aparece en muchos de esos cursos, lo cual, afirmó Globo, "contradice la afirmación de la NSA de que el espionaje no tiene objetivos económicos o comerciales".

Sin embargo, los documentos mostrados no detallan en momento alguno a qué tipo de información sobre Petrobras pudieron tener acceso ni dejan claro si la empresa fue realmente espiada o era citada sólo como un ejemplo.

La compañía no ha querido hacer comentarios sobre el caso.

"No hay duda de que Petrobras no representa ninguna amenaza a la seguridad de ningún país. Representa, eso sí, uno de los mayores activos petroleros del mundo y un patrimonio del pueblo brasileño", indicó Rousseff.

La presidenta dijo que su gobierno exigirá a Washington explicaciones al respecto, así como "medidas concretas que alejen de forma definitiva la posibilidad de espionaje que viole los derechos humanos, nuestra soberanía y nuestros intereses económicos".

La semana pasada, tras saber del supuesto espionaje a Rousseff, que fue denunciado también por Globo en base a documentos filtrados por Snowden, Brasil convocó al embajador de Estados Unidos en el país, Thomas Shannon, a quien le transmitió su exigencia de "explicaciones rápidas" y "por escrito".

Rousseff planteó personalmente el asunto al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la semana pasada durante la reunión de líderes del G20 en la ciudad rusa de San Petersburgo.

Tras un encuentro privado con Obama, la presidenta dijo que éste se ha comprometido a dar explicaciones antes del próximo miércoles.

Rousseff condicionó la visita de Estado que tiene previsto hacer a Washington el próximo 23 de octubre precisamente a esas explicaciones que aguarda de la Casa Blanca.