La victoria de Merkel contrastó ayer con la espectacular bajada, un desplome en toda regla, de los liberales, sus actuales socios de gobierno, que no lograron entrar en el parlamento al no superar el 5%, por lo menos según las proyecciones de los resultados al cierre de esta edición. Los liberales se quedaron en torno al 4,8% y sufrieron una derrota histórica que les obliga a reflexionar mucho sobre su presente y estrategia de furturo, así como sus alianzas

Su desplome se produjo también en "land" (región) de Hesse, donde la CDU ganó también los comicios al Parlamento federal, al que tampoco entrarán los liberales.

En este estado, y según las últimas proyecciones de voto realizadas por las cadenas públicas de televisión, la CDU logró entre un 38,7 y un 39,3% de los votos, casi dos puntos más que hace cuatro años; y el SPD subió siete puntos, con alrededor del 31%.

Si quiere mantenerse en el gobierno del "land", la CDU deberá buscar nuevos aliados para gobernar, ya que el FDP, como ocurrió el pasado domingo en Baviera y éste en el Parlamento Federal, se quedó con el 4,8% de los votos por debajo del 5% requerido para conseguir escaños. Los Verdes se hicieron con entre el 10,6 y el 11 % de los sufragios y La Izquierda superó por unas décimas la barrera del 5%.

Los cristianodemócratas liderados por el actual primer ministro regional, Volker Bouffier, asumió el encargo de los electores de formar nuevo gobierno y en la misma noche electoral se ofreció a abrir negociaciones con los socialdemócratas y los Verdes. "No tengo preferencias", señaló en la emisora de radio Hessischen Rundfunk. El cabeza de lista del SPD, Thorsten Schäfer-Gümbel, no quiso pronunciarse al respecto pero sí dejó claro que aspira a formar parte del gobierno.