La entrada de fuertes vientos y el aumento de temperaturas amenazaron ayer con unir los dos principales incendios desatados en el estado australiano de Nueva Gales del Sur, donde se declaró el estado de emergencia.

Con más de 50 focos activos en todo el territorio, de los cuales al menos diez avanzan sin control, las autoridades se centraron en la zona turística de Blue Mountains, a más de cien kilómetros de Sídney, donde el fuego de State Mine presentaba un frente de 300 kilómetros y se dirigía a unirse al de la montaña Victoria, de 60 kilómetros.

Un peligro añadido provenía del incendio en Springwood, donde ayer se elevó la alerta de emergencia, porque podía ser absorbido por los de State Mine y Victoria.

Los expertos, como el investigador Owen Price, del Centro de Respuesta al Peligro Medioambiental de los Incendios, indicaron que si se unían los fuegos podrían crear sus propias condiciones atmosféricas.

"El incendio liberaría tal cantidad de energía hacía la troposfera en forma de humo que esencialmente crearía tormentas con cantidades ingentes de energía", señaló Price a la emisora de radio ABC.

"En esas condiciones, es posible que se produzcan tornados", añadió el científico acerca de la situación creada.

Equipos de bomberos y voluntarios trabajaron durante toda la jornada con maquinaria pesada, palas y fuegos controlados para reducir la posibilidad de que ambos frentes llegasen a encontrarse.

Al final del día, el comisionado del Servicio Rural de Bomberos de Nueva Gales del Sur, Shane Fitzsimmons, declaró a la prensa que habían podido retrasar la fusión de los incendios de State Mine, Victoria y Springwood.