La primera ministra de Tailandia, Yingluck Shinawatra, dijo hoy que no piensa dimitir del cargo tal como le exigen los manifestantes antigubernamentales a los que ha vuelto a ofrecer diálogo mientras siguen enfrentándose a la Policía.

En una rueda de prensa televisada, Yingluck calificó como "inaceptables" y contrarias a la Constitución las demandas del líder de las protestas, Suthep Thaugsuban, para que ceda el poder a un consejo popular.

"Quiero hacer todo lo que esté a mi alcance que la gente esté contenta", pero "lo que haga debe de estar dentro de la Constitución", argumentó Yingluck.

La primera ministra tailandesa, que admitió haber mantenido anoche el encuentro propiciado por los jefes del Ejército con Suthep, reiteró que está dispuesta a "abrir cualquier puerta" para negociar con los manifestantes.

Yingluck reiteró que habrá contención por parte de la Policía, que por segundo día volvió a lanzar gases lacrimógenos y balas de goma contra grupos de manifestantes.

Los manifestantes antigubernamentales intentan retirar las barricadas de cemento colocadas por las autoridades para acceder a la Casa del Gobierno y la sede de la Policía Metropolitana, fuertemente custodiadas por unos 2.000 policías antidisturbios.

Mientras, la Comisión Nacional para los Derechos Humanos tailandesa llamó a todas las partes a cesar el uso de la violencia a través de un comunicado en el que también pidió indulgencia a la Policía y respeto a la prensa por parte de los manifestantes.

Suthep pretende derribar al actual Gobierno electo, al que anoche dio dos días para que dimita, y sustituirlo por un "consejo de personas", en el cual el no formaría parte.

Al menos tres personas murieron y medio centenar resultaron heridas, según el último balance oficial, en los enfrentamientos entre seguidores y detractores del Ejecutivo el sábado por la noche en torno a la Universidad de Ramkhamhaeng y el estado Rajamangala, en el noroeste de la capital.

Tailandia arrastra una grave crisis política desde el golpe militar incruento que en 2006 derrocó al Gobierno de Thaksin Shinawatra, hermano mayor de la actual primera ministra, Yingluck Shinawatra.

Thaksin y su hermana cuentan con gran respaldo entre las clases bajas y las áreas rurales del noreste, mientras que gran parte de sus opositores proceden de las clases medias y altas urbanas y de sectores cercanos al Ejército y la monarquía tailandesa.