El Gobierno de EEUU insistió ayer en privilegiar la diplomacia ante la crisis en Ucrania, aunque el Pentágono anunció un incremento de sus actividades militares con sus aliados europeos, mientras seguían preparándose en el Congreso resoluciones de rechazo a la intervención rusa en Crimea.

El presidente de EEUU, Barack Obama, mantuvo silencio sobre la crisis y eludió responder a los periodistas que le preguntaron al respecto durante la visita que realizó al estado de Connecticut para impulsar su propuesta de elevar el salario mínimo a nivel nacional.

Lo único que trascendió fue que Obama habló ayer por teléfono con el primer ministro británico, David Cameron, después de haber hecho lo mismo ayer con la canciller alemana, Angela Merkel.

Durante esa llamada Obama y Cameron expresaron su "grave preocupación" por la "clara violación" de Rusia a la soberanía e integridad territorial de Ucrania, y coincidieron en que la situación actual en Crimea es "inaceptable", según un comunicado de la Casa Blanca.

Rusia "ya ha comenzado a pagar un precio" por su intervención en Crimea con la "reducción de la confianza de los inversores" en ese país, agregó el comunicado.

Desde París fue el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, quien volvió a denunciar que Rusia ha tomado "una mala decisión" al "invadir" la república autónoma ucraniana de Crimea.

Pero Kerry anunció también, tras haberse reunido en la capital francesa con el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, que hay "un acuerdo para proseguir las conversaciones" con Moscú y Kiev, que se han producido "avances" y que "es mejor la situación de hoy que la de ayer".