El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, consideró como "una gran victoria" la falta de consenso sobre el país caribeño en la reunión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) que continúa hoy, e insistió en que su país no necesita mediación externa.

Se espera que la reunión de embajadores de la OEA que se celebra en Washington desde el jueves termine con la aprobación de una declaración conjunta sobre el escenario de protestas contra el Gobierno de Nicolás Maduro que persiste desde hace más de tres semanas.

Las manifestaciones, que se iniciaron el 12 de febrero después de una marcha convocada por estudiantes y opositores que terminó en violencia y que hasta ahora han causado 19 muertos y más de 300 heridos, no han dado tregua al Gobierno, que, sin embargo, ha reiterado que no necesita intervenciones foráneas para superar la crisis.

Pese a que la reunión de la OEA no ha culminado, el presidente venezolano manifestó su júbilo, agradeció el apoyo a los gobiernos de la región y celebró que el de Panamá quedara supuestamente "derrotado" y "solito" en su solicitud de convocar al Consejo Permanente del mecanismo para abordar la crisis venezolana.

"Afortunadamente ayer (jueves) en la OEA tuvimos una gran victoria con el apoyo de todos los gobierno de América Latina y del Caribe. Muchas gracias a todos los gobiernos, a los pueblos que apoyaron a Venezuela", dijo.

También comentó que la solicitud de Panamá a la OEA es una suerte de pase de factura de Venezuela por haber suspendido el pago de la deuda que tiene su país con los empresarios panameños a través del Gobierno de Ricardo Martinelli, a quien acusó de cobrar a sus industriales el 20 % de las facturas cobradas al país caribeño.

Venezuela rompió el miércoles relaciones diplomáticas y económicas con Panamá con el argumento de que ese país se ha inmiscuido en sus problemas al promover la reunión en la OEA para abordar la situación de protestas contra el Gobierno de Maduro.

Por otra parte, Maduro reiteró en una entrevista con el canal estadounidense CNN que su país "no necesita una mediación" para salir de la crisis en la que está sumido, y pidió poner fin a las "conspiraciones" del Gobierno estadounidense para "reconquistar" América Latina.

Por su parte, el ministro de Exteriores de Venezuela, Elías Jaua, confirmó que el próximo miércoles se reunirán los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en Santiago de Chile para tratar la situación del país caribeño.

Jaua agregó que Venezuela aspira a presentar en el encuentro su análisis sobre las causas de la ola de protestas, que en algunos casos se han tornado violentas, una situación que calificó como "una nueva agresión contra la democracia venezolana".

Entretanto, representantes de la ONG Foro Penal Venezolano se reunieron con la fiscal general, Luisa Ortega, y la defensora del pueblo, Gabriela Ramírez, a las que presentaron 42 casos de supuestas torturas de detenidos en las protestas.

La ONG presentó también los casos de cuatro hispano-venezolanos, tres de ellos por denuncias de torturados y uno que recibió un disparo en un ojo.

La fiscal agradeció "el suministro de información" por parte de la ONG y aseguró que los datos serán revisados, mientras que la defensora del pueblo expresó su firme propósito de "impulsar las investigaciones para llegar a la verdad de los hechos, y, en los casos que lo ameriten, a la sanción de los responsables".

Mientras tanto, el diputado opositor venezolano Hiram Gaviria anunció el abandono de su partido, Un Nuevo Tiempo (UNT), y de su escaño como parlamentario de la alianza Mesa de la Unidad Democrática (MUD) por la negativa de éstos a participar en la Conferencia de Paz lanzada por el Gobierno en el marco de las protestas.

"La MUD tiene hoy una plataforma y una visión política que no es concurrente con mi actitud", dijo Gaviria, uno de los principales representantes opositores en la Conferencia de Paz.

Una nueva manifestación opositora convocó a varias decenas de estudiantes y opositores en una plaza del este de Caracas que se vistieron con camisetas blancas pintadas de rojo simbolizando la sangre de los muertos que ha causado el crimen en los últimos años, como lo indicaron en sus carteles.

La protesta pacífica concluyó con velas encendidas y rezos por las víctimas mortales de la violencia en Venezuela, que, según datos oficiales, solo el año pasado sumaron 11.000, mientras que números de ONG elevan la cifra a cerca de 25.000, dato que no reconoce el Gobierno.