Los presidentes de Francia, François Hollande, y de Estados Unidos, Barack Obama, mantuvieron hoy una conversación telefónica en la que hicieron un llamamiento a la prudencia y destacaron la necesidad de "evitar las provocaciones" en el este de Ucrania.

Los dos mandatarios, según un comunicado difundido por el Elíseo, sede de la Presidencia francesa, dijeron que comparten la preocupación por "los actos violentos" registrados en los últimos días en la zona oriental del país.

Además, expresaron la "esperanza en que la próxima reunión de un grupo de contacto pueda desencadenar un diálogo sustancial entre Rusia y Ucrania", que permita rebajar la tensión.

Hollande subrayó "la determinación de Francia para aplicar junto con sus socios europeos una política de sanciones firme y gradual".

Poco antes de hablar con Obama, Hollande mantuvo otra conversación telefónica con el primer ministro británico, David Cameron, en la que ambos condenaron "firmemente la violencia" en Ucrania y mostraron su apoyo al Gobierno de Kiev.

Por su parte, el jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, dijo en Luxemburgo, donde participa en el Consejo de ministros de Exteriores de la UE, que decidir nuevas sanciones contra Rusia por su comportamiento en la crisis ucraniana podría requerir de la celebración de una cumbre extraordinaria de la Unión Europea.

"Queremos abordar las cuestiones de fondo y, si es necesario, podría producirse la semana que viene una reunión de jefes de Estado y de Gobierno europeos, que podría adoptar nuevas sanciones", afirmó Fabius.

Al respecto, fuentes comunitarias indicaron que "no hay nada programado por el momento".

Según Fabius, el objetivo es lograr una "solución política" y "rebajar la tensión" y esa es la razón por la que el jueves se reunirán en Ginebra los jefes de la diplomacia de Rusia, Ucrania, Estados Unidos y la UE.

Todo ello se produce mientras que prorrusos ocupan edificios públicos en el sureste de Ucrania.

Ante esa situación, el presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov, hizo un ultimátum el domingo para que los prorrusos depongan las armas y abandonen los edificios que han ocupado, plazo que venció hoy a las 09.00 hora local (06.00 GMT).

Turchínov, quien anunció anoche que empleará el Ejército para restaurar el orden, firmó un decreto que garantiza que no se perseguirá judicialmente a quienes acaten el ultimátum, en caso de que no hayan herido o matado a otros ciudadanos.