Los milicianos prorrusos retomaron ayer las armas tras proclamar la independencia en dos regiones del este de Ucrania, Donetsk y Lugansk, ambas limítrofes con Rusia, tendieron una emboscada a las fuerzas gubernamentales en la primera de ellas, ataque en el que murieron siete militares.

La emboscada, en la que también resultaron heridos ocho efectivos de la Guardia Nacional, uno de los cuales murió durante su traslado en un helicóptero, tuvo lugar cerca de la localidad de Kramatorsk, uno de los irreductibles bastiones prorrusos.

Una columna de blindados de la 95 Brigada Aerotransportada del Ejército ucraniano fue atacada por sorpresa por una treintena de milicianos armados con lanzagranadas junto a la aldea de Oktiábrskoye, a 15 kilómetros de Kramatorsk.

Los sublevados prorrusos, que han decidido recurrir a las tácticas de la guerra de guerrillas, según Kiev, confirmaron haber inutilizado dos blindados y reconocieron únicamente una baja. Después, el pueblo fue rodeado completamente por las fuerzas ucranianas, que registraron casa por casa en busca de rebeldes.

El ministro de Defensa ucraniano, Mijaíl Koval, reconoció que el Ejército tiene problemas para hacer frente a los insurgentes, debido a que atacan a las fuerzas gubernamentales desde edificios de viviendas.

En la esfera de la política, Rusia abogó por la inmediata aplicación de la "hoja de ruta" elaborada por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para tratar de resolver la crisis ucraniana, que pasa por el fin de la ofensiva militar del Ejército en las regiones prorrusas.

Por otro lado, la Comisión Europea (CE) y el Gobierno interino de Ucrania firmaron ayer un memorando de entendimiento con préstamos a medio plazo por valor de 1.000 millones de euros, a fin de impulsar la economía de ese país y su transición política.